➳cien

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[espacio especial para que dejen sus "ya llegué"]

samuel

—¿No se despertará? ¿de verdad? —pregunto con nerviosismo.

—No, ya te lo dije antes, se despertará como en dos horas, estoy segura —me responde.

—¿Y si escucha los ruidos? ¿o me escucha a mí?

—Son a las 10 apenas, ¿crees que al menos pueda abrir un ojo a esta hora? A la una apenas y puede voltearse para acomodarse y seguir durmiendo.

—Bueno, eso es verdad, pero aún así... Sabe qué día es hoy y está ansioso, o algo así, no lo sé.

—No lo sabe, ni lo recuerda, es torpe, distraído y olvidadizo, recuérdalo siempre. No estés nervioso ni pienses que Rubén despertará, porque eso no va a suceder —me dice calmadamente la madre de Rubén, mi suegra, para ser más claro.

—Vale, vale, dejaré de pensar en esas cosas y mejor ayudaré —digo tratando de tranquilizarme.

—Bueno, entonces pásame la harina... No, ponla en este recipiente, que sean dos tazas y media —me lo entrega—, luego abres la bolsa donde esta el polvo para hornear, espero no estar pidiéndote demasiado.

—Claro que no, estoy aquí para ayudarle y ya mismo lo hago —le digo despreocupado.

—Gracias.

Comienzo a sacar la harina, mientras que ella prepara los recipientes en donde se va a hornear el pastel, esto no está tan difícil; también le he ayudado a mi madre y no soy tan nuevo en esto.

—Cierto... —habla derrepente—Rubén siempre que se despierta suelta un gran bostezo que se escucha hasta acá, luego se va al baño, se hace veinte minutos ahí, luego sale y va nuevamente a su habitación, así que ya no sigas pensando en que él se despertará y vendrá directo hacia acá.

Esta información era desconocida para mí, pero he de admitir que me siento bien ahora que lo sé.

—Vale, entonces sólo me concentraré en el pastel y ya —le sonrío y ella asiente.

Continuamos con nuestro trabajo y esto es similar a cuando le ayudo a mi madre con algo en la cocina, aunque primero haya sido un estorbo y el causante de varias tragedias... Dios, sí que eran terribles.

—Por cierto, Sam, antes de que lo olvide, tengo que decirte algo —menciona.

—¿Sí? ¿qué pasa? —le hablo sin quitar mi vista de la mezcla para el pastel, donde ya están todos los ingredientes juntos.

—Hoy en la tarde viene mi esposo.

Me quedo congelado por un par de segundos, pero luego reacciono.

—¿Ah? ¿el padre de Rubén?

—Sí, Rubén ya lo sabía, no te lo dijo porque no sabe sobre todo esto —explica—. Llegará más tarde, así que todavía tenemos tiempo para terminar esto sin que ni uno de esos dos nos interrumpa.

—Ah, está bien, entiendo —sólo me límito a asentir una vez.

Continúo con lo que estaba haciendo antes y por algunos minutos lo único que se escucha es el sonido de los recipientes chocar con otras cosas.

—¿Estás nervioso? —suelta derrepente.

—¿Qué? No, no... Vale, sólo un poco —admito.

—No te preocupes, no pasará nada malo, Rubén le ha dicho cosas muy buenas de ti y él ya se ha dado una idea de cómo eres. Él es una buena persona y no hay razón por la que estés nervioso —me anima.

¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora