¡rubio, ponte el cubrebocas! ➳rubegetta

➳ciento cinco

[paréntesis exclusivos para que dejen sus "ya llegué" y digan "quien sos"]

rubén

Me remuevo incómodo, no, más nervioso que incómodo, en el sofá, sintiendo al instante como mi novio aprieta mi mano, que está entrelazada con la suya y ambas están sobre su pierna.

Empiezo a mover mi pierna con nerviosismo, mirando alrededor; la casa de Samuel siempre ha sido acogedora, pero eso no quita lo nervioso que estoy en este momento.

Mientras yo trato de tranquilizarme, él está a mi lado mirando su móvil tan tranquilo, lo contrario a mí. ¿Cómo puede estar tan tranquilo?

Recuerdo lo que sucedió en mi cumpleaños y lo comprendo, no tengo que desquitarme con él.

Escucho pasos venir y me sobresalto un poco, bueno, si quería que los nervios se fueran no lo contrario.

—Tranquilo, chiqui —me dice Samuel, mirando detrás de mí—. No pasará nada malo.

Cómo no, voy a conocer a su padre, ¿cómo quiere que esté tranquilo? Me tendría que estar diciendo otra cosa, él ya pasó por esto, me voy a desmayar, yo creo.

—Se fueron a la cocina, tienes tiempo de tranquilizarte —me avisa, dirigiendo su vista hacia mí, sonriendo tan tranquilo.

—Ay, yo creo que la voy a cagar —le doy un golpe en el hombro y recibo un quejido—. Perdón.

—Mi papá no es mala persona, además estaremos mi mamá y yo, ¿vale? No pasará nada malo, Rub.

—¿Y si no le caigo bien?

En este momento comienzan a escucharse voces en la cocina.

—Imposible, a él sólo falta conocerte en persona, le hemos contando sobre ti, no te preocupes.

—Es que sólo dices "no te preocupes" y esas cosas, claro que me preocupo, hombre, es tu papá y si digo o hago algo malo no voy a volver a venir a tu casa jamás.

—Estás exagerando, y te entiendo, Rub, pase por lo mismo y nada malo pasó, sólo relájate un poco, respira y confía en mí, ¿sí, bebé? —me habla tan serenamente y al final me da un besito en la frente, a lo que yo termino asintiendo.

—¿Preparas unos panqueques? Pero sólo para mí —alcanzamos a escuchar la voz que proviene de la cocina.

—Es mi padre —ríe Samuel, tratando de escuchar más, pero lo demás es incomprensible.

Sólo sonrío levemente y trato de mantenerme calmado, pero...

¿Y si me pregunta la tabla del 7? Yo no me la sé.

¿Y si crítica mis gustos musicales? No, yo así no puedo.

Ay, coño.

—Creo que ya vienen —dice, sacándome de mis pensamientos, me mira y me da un piquito, después se acomoda en el sofá y yo hago lo mismo.

Mi pierna vuelve a moverse con nerviosismo, no lo puedo evitar.

Cuando los padres de Samuel llegan hasta donde estamos nosotros, me levanto rápidamente y suelto la mano de Samuel, que todo el rato estuvo sosteniendo la mía. Él se levanta después de mí, luciendo tan tranquilo como lo ha estado todo el tiempo.

La madre de Samuel me regala una amable sonrisa cuando la miro y su padre... Bueno, no he podido mirarlo más de tres segundos.

—Papá, él es Rubén, mi novio —comienza a hablar Samuel al notar que ninguno de los dos abre la boca—. Rub, él es mi padre.