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Volvió al campo luego de comprar lo que necesitaba, traía en su mano un par de pequeños paquetes, eran semillas de enredaderas, tomó unas cuantas y las plantó en una hilera. Tomó un sorbo de agua antes de llevar a cabo su idea.

Comenzó a hacerlas crecer, toda la hilera crecía al mismo tiempo y de manera lenta, cinco tallos pronto llegaron a la altura de su cintura, comenzó a disimular círculos con su mano derecha y los cinco tallos se enredaron unos con los otros, haciendo que sea más resistente, elevó sus manos para que así siguieran creciendo hacia el cielo, finalmente volvió a bajar las manos para que así cayera todo al piso. Respiraba de manera agitada, había crecido lento pero lo había hecho, si podía seguir trabajando en eso pensaba que sería muy útil.

Volvió a su casa poco después, le contó a Rai los avances y ella parecía contenta por ella, como habían dicho antes se sentaron a ver una película por la noche, Rai eligió una de comedia para intentar hacer reír un poco a Nozomi, ambas terminaron riendo, olvidando por un rato que tenían tantos problemas acechándolas.

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Keigo había pasado el día patrullando y cumpliendo con sus labores de héroe, ya cuando era hora de irse a casa decidió quedarse un poco más en la oficina, necesitaba investigar sobre el Shie Haissaikai.

No tardó en encontrar información en la base de datos que utilizaban los héroes, poco a poco fue recopilando toda la información, no era mucha así que dejó chocar su espalda con el respaldo de la silla soltando un suspiro. Esto sería complicado.

Pero había una idea aun peor bailando en su cabeza: La Comisión de Seguridad Pública, como él trabajaba para ellos no tardarían en darse cuenta de sus escapadas, no tardarían en enterarse de la existencia de Nozomi y cuando eso suceda demostrarían interés en ella. No podía permitirlo. Debía hacer lo que mejor hacía, ser un hombre rápido, odiaba aceptarlo pero solo con su protección no sería suficiente para salvarla de las garras de la Comisión, necesitaría más apoyo. Cuando todo esto terminara Nozomi finalmente estaría lejos de unas cadenas opresoras que la habían tenido cautiva toda la vida, no podía dejar que saliera de un pozo y se metiera a otro más profundo.

Ya tenía ideando un plan. Cerró la computadora y salió de su oficina, mañana sería un día ocupado y debía ir a su casa a descansar. Pasado mañana vería a la chica de cabellos alborotados a quien le regalaba sus momentos libres.

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Nozomi entrenó desde la mañana el día anterior de la visita de Keigo, entrenó hasta no poder más, quería mostrar avances, debía hacerlo de manera urgente, quería demostrarse también a sí misma que todo eso valía la pena, que con esfuerzo llegaría algún día a su sueño.

El día de la visita de Keigo era domingo, un día que los pobladores de su ciudad usaban para normalmente estar ociosos. Ella había pensado mucho en lo que dijo Keigo sobre sus pocos tiempos libres, quería preparar para él un día que le gustara, así que planificó lo mejor que se le ocurrió, esperaba que le agradase la idea.

La noche anterior le había llegado un correo de su parte que decía:

«Mañana pasaré contigo todo el día a partir del medio día, tengo nuevos datos»

Claro que a Nozomi le interesaban los nuevos datos pero al mismo tiempo quería preparar algo especial, algo que hiciera olvidar un rato al chico de la pesada carga que llevaba sobre sus hombros día a día siendo un héroe.

Una brisa fuerte llegó hasta ella cuando Hawks aterrizó en el balcón. Sonrió para luego acercarse a abrir para que entrase.

—Al fin estas aquí, ¿Cómo estás? Tengo mucho que mostrarte.

𝘓𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘚𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳 ━━━━━ 𝘒𝘦𝘪𝘨𝘰 𝘛𝘢𝘬𝘢𝘮𝘪  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora