Capítulo Nueve

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Unos susurros me despertaron, lentamente abrí mis ojos para encontrarme acostada en el sofá.

Zoe y Ashton se encontraban hablando animadamente frente a mi.

-Al fin despiertas, pequeña durmiente.- dijo Ashton.

-Es bella durmiente- le corrigió Zoe con una ceja alzada.

-Como sea, la cosa es que al fin despertó.- dijo Ashton.

-¿Cuanto dormí?- pregunté mientras me sentaba.

-Unas ocho horas- contestó Zoe.

-¿¡Ocho horas!?- pregunté sorprendida. No creo haber dormido tanto.

-Al menos ocho horas desde que llegamos.- dijo Ashton.

-¿Donde está Joe?- dije rascándome el cuello, sentía un ardor y una comezón desde que desperté.

-Fue a hacer unas compras, volverá en un rato.- contestó Zoe sentándose a mi lado.

-Ah- contesté. La comezón se hacía más fuerte, por lo cual comencé a rascarme con más fuerza.

-¿Te sucede algo?- dijo Ashton mirándome confundido.

-Me pica el cuello- contesté desesperada, la comezón se hizo insoportable.

-Déjame ver- dijo Zoe corriendo mi cabello a un lado.- Oh mi Dios, llama a Joe, dile que venga urgente.-

-¿Que sucede?- preguntó Ashton.

-Está marcada- dijo al tiempo en que me cargaba a lo costal de papas y me llevaba a los calabozos.

Me colocó el grillete y salió de la habitación, pero me estaba mirando por la ventanilla de la puerta.

-¿A que te refieres con que estoy marcada?- dije alterada.

-Sólo tranquilizate, todo va a ir bien.-

-Me cuesta mucho tranquilizarme cuando me han traído cómo si tuviera la peste.- contesté al borde de un colapso nervioso.

-Las brujas te han marcado, quiere decir que están tratando de ponerte una maldición.- me contestó.

En ese momento un gran dolor se expandió por todo mi cuerpo. Gritaba por ayuda, el dolor era inimaginable, era tan fuerte que las lágrimas salían de mis ojos. Zoe entró corriendo y se arrodilló a mi lado.

-Lucha contra ello Danielle, tu puedes.- me decía, pero yo solo me podía concentrar en el dolor que inundaba mi cuerpo.

-¿Que sucede aquí?- dijo Joe entrando en la habitación, al verme imitó a Zoe y se colocó a mi lado.

Me estaba diciendo algo, pero no lo entendía, me sentía muy mal, este dolor era más fuerte que yo.

-Mírame, mírame a los ojos, relájate, yo se que puedes- lo obedecí, miré esos ojos verdes que me dieron una cálida sensación de tranquilidad, el dolor se había ido, solo sentía como si estuviera en el aire, sus ojos me hicieron sentir segura, sentí que mi alma volvía a mi cuerpo, podía sentir como sus ojos me decían que iba a estar bien, que no dejaría que algo malo me pasara.

Mis párpados me pesaban, lo miré a los ojos y él solo asistió, como sabiendo exactamente lo que pasaba.

Cerré mis ojos y me dejé ir.

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Me encontraba en un pantano, todo estaba húmedo, tenía un mal presentimiento. Me acerqué a un lago, en el reflejo de éste pude distinguir a unas mujeres de un aspecto sombrío, quería alejarme de ahí, pero no podía, era como si no tuviera el control de mi propio cuerpo. Me arrodillé junto al lago, una de las mujeres me extendió la mano aunque ésta no salía del agua, mi mano se extendió hacia la de ella, justo cuando tuve el control de mi cuerpo su mano salió del agua y atrapó la mía, jalándome hacia dentro. Trataba de luchar, pero sus manos me hundían cada vez más, quería sacar mis manos a la superficie, pero un fino cristal me lo impedía. Golpeaba esa barrera que impedía mi libertad hasta que por fin la atravesé, sin embargo no había nada de lo cual sujetarme. Extendí mi mano esperando el final, pero en ese momento, otra mano tomó la mía fuertemente, sacándome de un tirón de aquel lago, mi cuerpo atravesó los cristales que se volvían líquidos. Levanté la mirada para ver a mi salvador, me encontré con unos ojos verdes que conocía como a la palma de mi mano.
-Te dije que no dejaría que nada malo te pase.- y se desvaneció con la brisa.
Ya no me encontraba en el pantano, estaba en un bosque lleno de flores de colores, podía respirar la frescura y tranquilidad del ambiente.
Había una luz al final de este bosque, corrí hasta alcanzarla. Entré en ella sin dudarlo, la paz inundó mi cuerpo y me dejé ir.

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Me desperté agitada, estaba toda sudada y algo asustada por esa pesadilla. Me dí cuenta de que no estaba sola en la habitación, Zoe, Ashton, Joe y una chica que no conocía estaba allí.

-¿Como te sientes?- me preguntó Zoe acercándose a mi.

-Mejor, supongo.- respondí con una sonrisa.

-Te queremos presentar a una amiga nuestra, ella es Debbie, es una bruja.- al escuchar la palabra bruja un escalofrío recorrió mi espina dorsal.- No te preocupes, es una bruja buena.

-De acuerdo.- respondí.

-Ella va a hacerte un procedimiento para remover lo que quede de la maldición, si es que quedó algo.- me dijo Ashton.

-También vamos a saber quien te hizo eso.- dijo Debbie.

-Bien, ¿que tengo que hacer?- respondí algo asustada.

-Sólo acuéstate y relájate, yo haré el resto.- dijo Debbie.

Me recosté boca arriba con los ojos abiertos.

-Necesito que cierres los ojos cuando te lo diga.- me dijo Debbie- vas a tener como flashes, quiero que me digas lo que veas en ellos.-

-Bien, empecemos.-

Unas velas se perdieron y Debbie comenzó a recitar algunas palabras en otro idioma mientras pasaba una de sus manos en el aire sobre mi.

-Cierra los ojos y dime que ves-

Cerré mis ojos pero no vi nada.

-No veo nada- dije con los ojos cerrados.

-Ábrelos- volvió a recitar palabras en otro idioma- Cierralos y dime que ves.-

Cerré los ojos y al principio no vi nada, pero luego un espeso humo apareció en mi campo de visión.

-Veo mucho humo- dije sin abrir los ojos.

-Bien, ábrelos- abrí mis ojos y Debbie continuó hablando en otro idioma.- Cierralos.

Cerré mis ojos y esta vez vi mucho fuego.

-Fuego, mucho fuego.- dije asustada.

-Abre los ojos- dijo Debbie, traté pero no podía- Danielle, abre los ojos.-

-No puedo, no puedo abrirlos- dije alterada.

-Debbie ¿que sucede? ¿Porqué no puede abrir los ojos?- dijo Ashton.

-No lo sé, Danielle escúchame, dime lo que ves.-

-Una mujer, es la mujer de mis pesadillas, tiene los ojos rojos y el pelo negro y largo, tiene las uñas largas y usa un vestido negro. Hay alguien a su lado, pero no consigo ver quien es- dije rápidamente.

-Danielle, concéntrate, dime quien es la persona a su lado.- dijo Debbie.

-No puedo, está muy oscuro, ayúdenme, estoy asustada- dije llorando, ¿cómo podía llorar con los ojos cerrados?

-Danielle, tu puedes, vamos- me dijo Debbie.

-No puedo. Dios, me está mirando, estoy asustada, ayúdenme por favor.- dije.

-Danielle sé que puedes, creo en ti.- dijo Joe, su voz me llenaba de valor. Yo podía hacerlo.

Traté de ver quien era, ignoraba por completo el fuego, el humo, e incluso a la mujer tenebrosa que me miraba, solo me concentraba en aclarar la imagen de esa persona misteriosa.

Al verla me quedé impactada, abrí mis ojos y me incorporé, solo una palabra salía de mi boca.

-Brianna...

Amor con colmillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora