—El… el tren en el que venía Yulia —lágrimas caían de sus ojos—, sufrió un accidente ayer en el que se descarriló… No hay informes aún de que pasó con los pasajeros.
—¡No, nooo! —mis palabras salieron como susurros, mi corazón empezó a latir muy rápido y lágrimas inundaban mis ojos…
Los siguientes días fueron caóticos para todos, Katya había cancelado todas sus citas, las prácticas teatrales, había pospuesto las entregas de pinturas a clientes, en fin, cerró todo el edificio y dio días de descanso para todos.
Yo me sentía igual que ella, la entendía. Lo único en lo que podíamos pensar en ese momento era en saber el paradero de Yulia, que estuviese bien.
Finalmente ese mismo día, Katya y yo decidimos acercarnos al lugar del accidente, a nuestra llegada a horas de la tarde, aún se veían a los equipos de rescate haciendo levantamiento de escombros y removiendo vagones y demás partes del tren.
Habían también ambulancias en las cuales llevaban a personas heridas que encontraban a medida que avanzaban con los trabajos.
Nos quedamos a un lado observando todo y tratando de buscar a Yulia con la mirada, pues los oficiales de policía no permitían que nadie se acercara.
Así pasó todo el día y ya entrada la noche decidimos irnos, reservamos una habitación de un pequeño hotel de ese lugar.
Habían pasado tres días desde el accidente y las autoridades no querían dar muchos informes de los hechos. La preocupación aumentaba con el pasar del tiempo, estábamos desesperadas…
Buscamos en los hospitales más cercanos al accidente todos esos días en los que estuvimos en el lugar, hasta que dimos con una pequeña clínica y el alma prácticamente nos volvió al cuerpo.
Al enseñarle una foto de Yulia a una de las enfermeras de la clínica, ésta la reconoció y nos dio parte de lo que había pasado. Quisimos entrar a verla ese día, pero nos lo impidieron por el estado delicado en el que se encontraba.
Al día siguiente si pudimos entrar a la habitación donde estaba Yulia para verla. Por fortuna estaba despierta, pero algo desorientada.
Tenía rasguños en su cara, algunos moretones y golpes superficiales que la mantenían un poco hinchada, pero lo que más le había afectado en el accidente fue una varilla de hierro que había entrado en uno de sus costados y por el cuál perdió mucha sangre, pero afortunadamente los médicos habían controlado la situación. Fue un milagro que esa varilla no tocara ninguno de sus órganos, pero sin duda le había causado mucho daño.
Luego de verla ese día, Katya decidió volver a la ciudad pues no podía posponer más los compromisos que tenía. Yo decidí quedarme con Yulia mientras se recuperaba poco a poco y la cuidé todos esos días, lo haría hasta que le dieran salida y pudiera regresar con ella.
Una semana después por fin le dieron salida de la clínica al presentar una mejoría muy notoria, su único impedimento era el no poder caminar bien debido a la herida que aún no cicatrizaba y le causaba algo de dolor.
Al llegar al edificio, Katya y los demás chicos nos recibieron muy alegres, Vlad se ofreció para cargar a Yulia hasta el piso de arriba y llevarla a su habitación.
Era un alivio estar de vuelta con ella bien y a salvo, desde aquella vez me juré a mi misma que siempre la cuidaría sin importar que, ella es lo más preciado que tengo…
La primera semana de recuperación de Yulia luego de regresar al edificio, Katya me pidió que me quedara con ellas. Yo acepté encantada pues quería estar pendiente de Yulia y ayudarla en lo que pudiera.
Nastya me había ayudado a llevar mis implementos de trabajo al piso de arriba para poder seguir pintado mientras cuidaba de mi novia.
En ese tiempo conviviendo con Yulia aprendí muchas cosas de ella, algunas de sus mañas, las cosas que le gustaba hacer en las mañanas, cuál era su comida favorita entre todas, que la hacía enojar, en fin, muchas de las cosas que aún no sabía de ella las descubrí estando allí.
Me encantaba estar de esa manera con ella. Me sentía en paz cada vez que me ponía a pintar y ella se sentaba a un lado de mí para observarme, pensaba entonces que era algo como eso lo que quería para el resto de mi vida.
La siguiente semana, Yulia estaba mucho mejor, ya podía bajar y subir las escaleras sin problemas. Su herida había cicatrizado y salía conmigo a caminar como tanto nos gustaba hacer...
Luego de un mes por fin terminé mi serie nueva de pinturas… Me tomó más tiempo que la anterior, pero el resultado me complacía mucho.
Yulia también había vuelto a hacer lo que le apasionaba, las cosas poco a poco volvían a ser como antes.
Esta vez Katya me había conseguido un espacio en una galería más grande en el centro de París para exponer mis pinturas.
Estuvieron en exposición por un tiempo hasta que fueron vendidas…
Mi relación con Yulia marchaba muy bien hasta que un importante empresario de la ciudad de Ruan, me contrató para hacer un retrato de él y su hermana y pintar una de las capillas de la ciudad.
Se suponía que mi estadía en aquella ciudad sería de tan solo tres semanas, así que era realizar el trabajo encomendado y regresar.
En mi llegada a Ruan quedé fascinada, los monumentos arquitectónicos eran impresionantes, las capillas de estilo gótico, los amplios parques, el muelle que se situaba a orillas del río Sena, sin duda un lugar hermoso.
El empresario de nombre Jean Pier era mi anfitrión, los primeros días de mi estadía en la ciudad fueron muy agradables y aún más porque me llevó a dar varios recorridos mostrando los atractivos que ofrecía Ruan.
Estaba emocionada con empezar a pintar la iglesia de Saint Maclou al aire libre, pues así fue como empecé cuando llegué a Francia…
Me tomó un periodo de diez días capturar cada detalle de la iglesia y es que era tan vistosa que hipnotizaba, una vez que terminé esa pintura empecé con el retrato de Jean Pier.
Era un joven agradable, muy culto y atractivo. No se me hizo nada difícil terminar en pocos días su retrato, disfrutaba conversar con él y se puede decir que nos hicimos buenos amigos.
A todo esto, en los 18 días que llevaba ya en su casa no había conocido a su hermana. No había caído en la cuenta hasta que él la mencionó una tarde mientras cenábamos.
—Llegará mañana de un viaje de negocios, Verónica es muy agradable así que seguro se llevarán muy bien —dijo con una sonrisa.
En la tarde del siguiente día al fin pude conocer a Verónica, la hermana de Jean Pier. Era una mujer muy bonita, de esbelta figura, amplia sonrisa y mirada coqueta. No sé por qué razón me puse un poco nerviosa al darle la mano cuando nos presentamos, ella pareció notarlo pero solo me sonrió.
Los siguientes días pasaron muy rápido, yo apenas y había realizado uno que otro trazo en el lienzo cuando se suponía que tenía que realizar el retrato de Verónica y es que, dejábamos todo de lado para ponernos a conversar de cosas a veces hasta sin importancia.
Debo confesar que me divertía mucho con ella, tenía muchas anécdotas graciosas de cosas que había vivido junto a su hermano.
Así pasó un mes desde que llegué allí, Yulia y yo en ese tiempo solo habíamos intercambiado unas dos cartas, donde nos contábamos mutuamente lo que hacíamos. Ella empezó lo que parecía ser un nuevo proyecto de manos de productores de teatro extranjeros...
Yo por mi parte y a petición de Verónica y Jean Pier, solíamos salir a clubes nocturnos a divertirnos mientras nos codeábamos con personas influyentes en lo que era las diferentes ramas artísticas.
Escritores reconocidos de la época, actores, pintores, novelistas, cantantes y músicos se reunían con nosotros en esas salidas nocturnas.
Verónica solía decirme que tenía que rodearme más de aquellas personas para que mi trabajo empezara a ganar reconocimiento y mi nombre fuera mencionado como un referente en las conversaciones sobre arte.
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Detrás de sus ojos azules/ Versión Corregida
FanfictionEl amor es verdadero si lo ves con los ojos correctos, con los ojos del alma. Lena Katina y Yulia Volkova tienen que luchar contra los prejuicios de una época en la que el amor entre personas del mismo sexo es un tema controversial, pero ellas le...