Detrás de sus ojos azules/ Versión Corregida

Capítulo 3

Los dos siguientes días luego de haber presenciado aquella discusión, no me presenté al atelier, no quería ver a Yulia… Si era cierto eso que decía Katya, yo solo sería un juego para Yulia y eso me dolía profundamente.

Pero no podía escapar a la realidad, debía ser fuerte. Al tercer día me decidí asistir y realizar mi trabajo, tendría que ignorar a Yulia. 

Cuando iba por la acera caminando, pude ver a la entrada del edificio que se encontraba ella allí, lo que era muy inusual, parecía ansiosa. No le dirigí la mirada, traté de pasar de largo y encontrar a Katya para darle alguna excusa de por qué no asistí al trabajo. 

Entonces ella me tomó del brazo y me hizo mirarla. 

—¿Lena, estás bien? Cuando no te vi llegar estos días me preocupé, no sabía si te había pasado algo, quise buscarte, pero no sabía dónde. 

—Estuve indispuesta —contesté secamente—. Déjame pasar, tengo que hablar con Katya. 

Soltó mi brazo y pude ver como me miraba tratando de descifrar si algo me pasaba. Me alejé de ella y busqué a Katya inmediatamente…

Yulia estuvo insistiendo en hablar conmigo durante tres días seguidos, subía a buscarme al atelier a la hora del almuerzo y a la salida para invitarme a cenar, pero yo simplemente la ignoraba o le daba excusas para zafarme de ella. Me dolía tener que rechazarla, pero sin duda me dolía más lo que sabía de ella.

¡No podía permitir que jugara conmigo, eso sí que no! ¡Yo había empezado a tener sentimientos por ella, por Dios, desde el momento que la vi me gustó! Me sentí enamorada de ella y luego de todas sus atenciones conmigo, creí que era diferente a como la describían los demás, pero al parecer me había equivocado.

Los siguientes días parecía que al fin había entendido que mi actitud con ella no iba a cambiar. Se empezó a alejar de mí, ya ni siquiera se cruzaba en mi camino y me evitaba como yo lo hacía con ella, entonces pude ver como se comportaba con las demás personas, tal cuál como era, arrogante y pesada. 

Pensé en enfrentarla más de una vez, quería saber si era cierto lo que escuché que pretendía hacer conmigo, pero no tenía caso, fue suficiente para mí saber que al menos no logró su cometido.

Di gracias al cielo por no llegar más allá con ella, no podía ni imaginar que me destrozara el corazón usándome y desechándome luego.

Me concentré entonces en una serie de cuadros que estaba realizando. El tiempo a solas por las tardes caminando por París me había ayudado a despertar mi inspiración.

Pasaba horas caminando sin rumbo fijo por todo París, sin duda Los Campos Elíseos se había convertido en mi ruta favorita. También me gustaba la paz que me transmitía el observar las aguas del río Sena.

Siempre que volvía a mi pequeño apartamento cayendo la noche, podía ver como se amontonaban las personas en los diferentes bares y restaurantes nocturnos donde muchas veces se encontraban los famosos del momento y aprovechaban a disfrutar de las bebidas, comidas, juegos de azar y noches de bailes.

En eso estaba inspirada mi serie de pinturas, su título: Noches de baile en París…

El día en el que se estrenaría la obra en la que estaba trabajando Katya y que Yulia sería la actriz protagonista, llegó. Katya nos había invitado a asistir a todos los que trabajábamos para ella, así que no me pude negar.