gojō satoru

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• AD O1: no será muy extenso.

• AD O2: no habrá contenido +18, pero probablemente sí ligero lime.

• AD O3: se da cuando Satoru es más joven (lo que significa que llevaría las gafas, pero también emplea la venda para los ojos, cuyo uso veréis a continuación).

F L A V O U R S

—Prefiero el salado, odio el dulce.—aquellas tres últimas palabras habían resultado ser suficientes para que Satoru se girase y mirara a su pareja con una teatral incredulidad por encima de las gafas. Era su día de descanso en el que ambos, recostados en el sofá, mientras veían la televisión, estaban hablando sobre comida, cuando surgió aquella pregunta cuya respuesta casi provocó una catarsis a Gojō ante la, a sus oídos, sórdida contestación de su acompañante.

Anzu había apoyado la cabeza en el hombro de Gojō mientras con su brazo libre era abrazada por éste, de manera que había quedado sobre su pecho y encerrada en sus brazos. Anuncios sobre productos de toda clase se escuchaban de fondo conforme la pareja disfrutaba de su estancia allí, inspirando una pacífica sensación de tranquilidad que solamente podrían apreciar ambos estando presentes en la misma habitación.

—Te haré cambiar de idea. —prometió, curvando los labios y haciendo que éstos terminaran por esbozar una pícara sonrisa.

—Te veo muy convencido de ello, me gustaría verte intentándolo. —ironizó Anzu con tono burlesco, siguiéndole el juego. Fue entonces cuando Satoru se removió del lado de su novia, deslizándose hacia un lado y después incorporándose rápidamente tras el sofá. Anzu frunció el ceño al verle moverse de allí sin ninguna razón aparente.

—¿Adónde vas? —interrogó frunciendo el ceño mientras seguía atentamente a su novio con la mirada. Sin embargo, milésimas de segundo después, sus ojos habían sido tapados por la venda de Satoru, quien había empleado su técnica solamente para que Anzu no llegara a hacer contacto con él y de esta manera lograra zafarse.—¡Satoru! ¿Qué haces? —se exaltó. Trató de deshacer el nudo para poder ver lo que hacía él, aunque su movimiento fue neutralizado por una de las manos del peliblanco, solo para recostarla en el sofá, encerrándola con su cuerpo.

—Te he dicho que te haría cambiar de opinión, ¿cierto? —repitió con voz ronca. Anzu sintió su cálido aliento en la mejilla y pese a ello, se estremeció. Estaba indefensa y totalmente vulnerable a cualquier acción que él hiciera; se había quedado a su merced.—. Ahora vuelvo. Quédate aquí.—musitó las últimas palabras rozando suavemente sus labios con los de la chica, por lo que Anzu no pudo hacer nada más que obedecer. La sensualidad que él desprendía, que emanaba de todo su ser, era palpable en el ambiente y aun teniendo los ojos cubiertos, ella era capaz de sentirla.

El peso que Gojō ejercía sobre ella con sus brazos se había esfumado durante unos breves instantes, antes de volver a escuchar sus pasos nuevamente y percibir su pícara risa.

—¿Qué... —su voz se fue mermando hasta caer en completo silencio al sentir los labios del contrario sobre los suyos. No obstante, se alarmó un tanto cuando degustó un peculiar sabor en ellos. Chocolate. Frunció el ceño, tratando de apartarse de él, con nulos resultados.— ¿Qué tratas... de probar... con esto? —sus manos fueron levantadas hasta el reposabrazos del sofá.

—Oh, nena. Solo te estoy demostrando la diversión que nos puede proporcionar el dulce. —relamió sus labios, observando los de Anzu, aún con vestigios de chocolate por las comisuras, que las limpió con sus dedos—. Incluso el chocolate sabe más dulce en tu piel. La verdad es que no sé por qué no probamos esto antes. —reflexionó en voz alta, volviéndose a posicionar sobre ella con la intención de continuar.

Las manos de Gojō atravesaron la camisa de Anzu, desabotonándola con experta pericia. Entonces, sus pechos habían quedado expuestos, con el sujetador como única barrera entre ella y las aventureras manos del hechicero, que se adentraron bajo su ropa.

—Sabes que me sigue sin gustar. —declaró estoicamente Anzu, poseyendo una fuerte resistencia ante las sugestivas caricias de Satoru. Sus manos se posaron en sus senos, amasándolos con mimo.

—¿Sigues pensando lo mismo? —de improviso, entreabrió los labios para dejar paso a una pequeña fresa bañada en chocolate—. Creo que la dejaré por aquí mientras me ocupo de estos.—a esas alturas, sus pezones ya estaban erectos y Satoru los pellizcaba. Sin embargo, Anzu se encorvó cuando sintió su lengua perfilar detalladamente uno de sus senos, bordeando la aureola. No pudo jadear correctamente por la fresa que Gojō había dejado —a propósito— en su boca, pero en ese momento no la interesó; se limitó a sentir las acciones de su novio.

—¿Decías algo? —se mofó de ella, con su usual condescendencia, conforme escuchaba los intensos jadeos de su novia y sus intentos por articular palabras coherentes.—Te ayudaré con eso.—sus bocas se conectaron en un flagrante beso que solo avivó más sus deseos, jugando con sus lenguas y degustando el sabor que el chocolate había brindado. Entonces, él había mordido parte de la fruta que Anzu continuaba teniendo, ayudándola a masticarla mejor.—Ahora sí. ¿Continúas pensando lo mismo, cariño?

—Uhm.—su respiración era irregular la delató, por lo que Satoru esbozó una sonrisa pagado de sí mismo.

—Ya veo. Entonces, me veo obligado a persistir más. ¿Qué te parece si esta vez añado nata? —si bien Anzu tenía los ojos cubiertos, su tono denotaba lascivia, al igual que su lujuriosa mirada.

—Quizá tenías razón.—concluyó la pelinegra, recostándose nuevamente en pos de regular su errática respiración mientras removía su despeinado cabello.— Puede que el dulce nos otorgue demasiado juego. —apoyó la cabeza en el pecho de su novio, cerrando los ojos y sucumbiendo paulatinamente al sueño debido a la tarde que habían pasado.

Satoru simplemente se sintió satisfecho cuando hubo realizado su objetivo.

—Te lo dije.

—Sin embargo, aún no daré el brazo a torcer.

ISS6TORU 2O21

𝒟𝐸𝒱𝐼𝐿𝐼𝒮𝐻 ✷ JUJUTSU KAISEN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora