Diez

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Lo miré con una sonrisa pequeña en los labios y él también me estaba sonriendo.

- ¿Me estás tomando el pelo, no? - le contradije - Tenes razón igual, en esta es un punto para vos

Su sonrisa se ensanchó aún más al escucharme darle la razón.

Y que lindo era cuando se reía.

Seguimos charlando un rato más y la verdad es que nunca creí tener tanta química y tantas cosas en común con mi ídolo. Impresionante.

Era una persona maravillosa tal como yo me lo imaginaba. Era una lástima que tener al lado a Iara le quitaba grandes oportunidades para demostrar su amor y su potencial para poder brillar.

En un momento de silencio, en el cual Duki aprovechó para quedarse mirando su celular súper concentrado, decidí que era tiempo de irme.

Ya había sido demasiado y además él también me había dicho que tenía un compromiso, así que no quería molestarlo más.

Agarré mi mochila del respaldo de la silla y me levanté de la misma. Mauro se quedó mirándome desde su lugar, y unos segundos después, volvió a fijar su vista en la pantalla del teléfono sin más.

No iba a acompañarme, era obvio. ¿Qué me pensaba?.

- Chau Mauro, gracias por permitirme conocerte en persona - hablé con una sonrisa en mi cara

- Gracias a vos, por demostrarme de frente que sí sos una piba celosa - me respondió

La sonrisa se me borró al instante y el sentimiento de incomodidad comenzó a aparecer.

¿Eran mis sueños o verdaderamente estaba escuchando esto?. No lo podía creer.

- ¿Perdón? Lo único que hice fue decirte las cosas como me parece que son - le repliqué

- Y a mi me parece que sos muy inmadura para entenderlas, y que estás tan enojada porque queres ocupar vos el lugar que tiene Iara en mi vida - dijo con un tono de voz un poco más elevado - Sos simpática pero la envidia te cegó

No. Cómo podía ser tan soberbio y tratarme tan mal. Ese no era el Duki que yo conocía, del que era fan.

- Sos un tonto - dije con las lágrimas intentando salir de mis ojos

- Y vos sos una pendeja que cree que se come el mundo y se mete a opinar donde no la llaman - volvió a decirme sin escrúpulos

Lo miré a los ojos una vez más con enojo y salí del restaurante dando un portazo. En mi mente no cabía la idea de que de un momento para el otro hubiésemos terminado así.

Todo lo lindo que hablamos anteriormente durante el encuentro salió de mi mente y ahora solo quería ahorcarlo con mis propias manos. Otra vez.

Que tu persona favorita en el mundo te trate así es horrible.

Y más si vos lo querés con todo tu corazón.

Iara | DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora