- ¿Qué haces vos acá? - le pregunté levantando mi mirada y conectándome con sus ojos marrones
Estaba hermoso, era imposible negarlo.
Unos pantalones de jean negros, unas zapatillas Nike en sus pies, cadenas de oro y plata rodeando su cuello, y la remera blanca que ahora tenía una mancha enorme en el medio.
Duki iba a hablar para responderme pero en ese momento apareció Khea como por arte de magia, colocándose atrás de él y sosteniéndolo por los hombros.
El último nombrado me miró con una cara de inocente porque sabía que yo lo iba a matar. Me invitó porque sabía que iba a venir Mauro también, sabiendo lo que había pasado entre nosotros dos.
- Vos le dijiste qué veníamos mi amiga y yo - afirmé enojada - Sos un traidor Ivo
- Perdón hermosa, pero el Duko me contó lo que pasó y me lo pidió como un favorcito - sostuvo ém mientras juntaba sus manos en un gesto para pedirme disculpas
Ivo no tenía la culpa, lo sabía, pero justo ahora con el morocho lleno de tatuajes era con el último con el que me quería encontrar.
Y menos en un boliche, donde el alcohol que pasaba por mis venas podía hacerme hacer cualquier estupidez.
No era buena idea. Para nada. Recen por mí.
- Vos no sos culpable, pero tu amiguito y yo no tenemos nada para hablar - le contesté al chico de trenzas
Mi mejor amiga justo en ese instante también llegó al lugar donde estábamos hablando, y se colocó a mi lado.
- Cielo, ¿pasó algo? - cuestionó preocupada mirando a los dos cantantes
- No - le respondí mientras la agarraba de la mano fuertemente - Nosotras nos vamos, un placer conocerte Ivo
Salí caminando para la puerta del lugar, arrastrando a la pobre de mi amiga que se quejaba porque no la dejé sacarse una foto con los pibes.
Segundos antes de que nos alejaramos lo suficiente, escuché un grito que provenía desde la barra.
- PERDONAME CIELO - exclamó esa voz ronca pero a la vez tierna que tanto me gustaba
Frené en el lugar al oírlo.
Me di vuelta y lo ví.
Tan lindo como siempre me había parecido que era. Desde el día 1.
Con esa cantidad de tatuajes que le quedaban tan bien únicamente a él, y su presencia que tanto lo hacía resaltar entre todos los demás.
Ese era el chico del cuál era fanática, el que me había hipnotizado con su manera de ser y de transmitir emociones a través de la música. Mi todo.
No podía no aceptar sus disculpas.
No podía desaprovechar la oportunidad que la vida me estaba dando para estar junto a él aunque sea un ratito más.
Solté a mi amiga de la mano para volver al lugar donde se encontraba el cantante. Caminé a paso rápido hasta estar frente a frente de nuevo.
- No Mauro, perdoname vos a mí - le dije y pasé mis brazos por su cuello para formar un abrazo
Él me correspondió, pasando los suyos por mi cadera, y sentí en ese momento que mis sueños se estaban haciendo realidad.
Duki me estaba abrazando.
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Iara | Duki
FanfictionElla siempre estaba cuando tú no estabas, fue tanto dolor que ya no la mataba