20 marzo
-Vamos, vamos, vamos-nos apuró Celtia.
Todas corríamos por el aeropuerto, y eso que no era muy grande, porque llegábamos tarde. ¿Y por qué llegábamos tarde? Fácil. Urma y Sebastiana eran las que habían pasado a recogernos al resto, y, cómo no, habían venido tarde.
-A la próxima conduzco yo-se ahogó Nina mientras corría. Todas la miramos, extrañadas. ¿Se estaba ofreciendo a conducir a partir de ahora? ¡Pero si odiaba conducir!
- ¡Ya ha llegado!
- ¿Pero no llegaba a las seis?
- ¡Pero si son las seis y cuarto!
- ¡No es mi culpa!
- ¡Sí que lo es!
- ¿Queréis callaros ya? -corté, harta de escuchar a todas pelear.
Llegamos y todavía no estaba allí. Nos detuvimos, sudorosas, esperando a que saliera por aquellas puertas que se abrían cada poco para dejar ver a los recién llegados, pero ninguna estuvo pendiente.
Sebastiana y yo estábamos sentadas en el suelo, y, poco después, acostadas. Urma nos hizo compañía. Celtia, Nina y Nora se habían espatarrado en las sillas.
-Menudo recibimiento-dijo una voz familiar, haciendo que todas nos girásemos a verla.
- ¡Mar!
Todas saltamos sobre ella, abrazándola.
-Venga, ya, que me vais a arrugar el vestido.
-Wow, ¿es nuevo? -preguntó Nora mirándola de arriba abajo-yo quiero uno.
-Lo siento, pero este vestido es solo mío. Si quieres puedo hacerte uno, pero tienes una piel muy clara, así que creo que te quedaría mejor un tono más...oscuro.
-Porque tú estás super morena-dijo con ironía.
-Más que tú.
-Ya-detuvo Celtia.
Todas sonreímos y salimos de allí sin dejar de hablar. Teníamos demasiadas preguntas para Mar, ya que hacía meses que no la veíamos y apenas contestaba a los mensajes.
-Tengo demasiado que contaros, chicas-arrastró la maleta hasta el coche, para luego todas subir y salir del aparcamiento.
-Urma, ¿has pagado el parking?
-Joder-susurró, saliendo del coche. Sebastiana salió también, supongo que para acompañarla.
-Cuéntanos-dijo Nina. Su rostro mostraba una expresión pícara cuando se giró hacia ella.
-Luego, ahora estoy muy cansada.
Todas pusimos mala cara, pero ella solo rio, poniéndose las gafas de sol.
-Seguimos en el parking-mencioné.
-Pero me quedan bien igual, ¿no? Pues ya está. Además, tuve suerte de despistar a los periodistas, pero será mejor que no me vean o no os van a dejar en paz.
-Tampoco es que les importemos mucho mientras tú no estés aquí.
-Touché. Pero... era una sorpresa, pero os lo diré. Me quedo dos meses.
- ¡¿De verdad?!
Todas estábamos emocionadas. Hacía siglos que Mar no se quedaba más de unos días, y ahora que sus padres vivían en Mónaco y su hermano en Nueva York, cada vez venía menos. Lo bueno es que sería toda nuestra.
Después de dejarla en su casa para que descansase, esa misma noche quedamos en vernos, pero en ese mismo lugar.
Más tarde llegamos de nuevo a su enorme casa, situada en una de las zonas más caras y bastante alejada del resto. Tenía un jardín inmenso en la parte delantera, y junto a la puerta principal había una rotonda donde un guardacoches se hacía cargo de tu vehículo.
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Futuro incierto
RandomTamara decide que es hora de plantarle cara a su novio, pero esto solo desencadenará una serie de sucesos que pondrán su vida, y la de sus amigas, totalmente patas arriba. ¿Qué es lo que esconden sus amigas? ¿Por qué? ¿Cómo podrán solucionar las cos...