Capítulo 23

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9 de mayo

Tamara

- ¿Mar?

Oigo unos ruidos al otro lado y poco después, la voz de nuestra amiga suena a través del teléfono en mi oreja. Todas seguimos sin móvil menos ella y Urma, y ya que yo no podía acceder a mi dinero o detectarían fácilmente donde estábamos, me había conformado con realizar la llamada a través del de la segunda. ¿Qué por qué no llamaba ella misma? Pues por algún motivo que no se dignaba a contarnos, se rehusaba a hablar con Mar. Supusimos que se habrían enfadado, seguramente por alguna cosa sin mucha importancia, pero estaba claro que Urma no quería ser la que diese el paso primero, y visto que no tenía llamadas perdidas de Mar, se veía que ella tampoco. Y eso que se suponía que se dividían para una apoyar al grupo del avión y la otra para buscarme.

- ¿Urma? No... ¿Tamara? -su voz era confundida.

Asentí primero con la cabeza. Luego, sintiéndome como una tonta, hice un sonido afirmativo con mi voz.

- ¿Estás bien? ¿Will está bien? -la corté con prisa.

- Si, bueno, no, osea, pero ¿Cómo...? ¿Pero...? ¿Tú no...?

- ¿Qué significa ese no?

. O al menos a mí no me contesta. Pero teniendo en cuenta que hemos roto...-su voz fue tan fría que haberme metido en un congelador durante días habría sido más cálido-. Dijo que iba a buscarte, que sabía donde estabas.

Cerré los ojos intentando no preocuparme ni exaltarme. Menos aún emocionarme, aunque una pequeña parte de mí sí lo hiciese.

-No tengo mucho tiempo para explicaciones, pero las que quedamos volvemos a casa. Yo supuestamente sigo desaparecida en Japón, ¿me has oído?

Ella no respondió, pero supuse que sería por el impacto.

- ¿"Las que quedamos"?

Suspiré.

-Nina...

La llamada se cortó. No puse si ella había colgado o si simplemente había sido un fallo en la comunicación, pero volví junto a las chicas, que ayudaban a Celtia a vestirse para volver a casa. En tan solo un par de horas, los siete volvíamos a nuestra casa.

- ¿Estáis listas chicas? -se asomó una cabeza rubia por la puerta. Martín miró hacia dentro, pero ya estábamos preparadas.

Haru estaba abajo esperando en uno de los dos taxis que habíamos pedido. Las únicas frases que le oí decir fueron dentro de la habitación, antes de ir a por Celtia, a quién le daban el alta. Habíamos pasado toda la noche en el hospital, pero no habíamos dejado que los chicos vinieran. Se quedaron esperando en las habitaciones hasta que volvimos para recoger nuestras cosas y volver junto a Celtia.

Un rato después de haberse despertado, había salido del shock y había llorado durante unos minutos antes de caer rendida al cansancio. Un médico la revisó por la mañana y nos informó de que tendría el alta antes del mediodía.

Con esto, decidimos que tres de nosotras volveríamos a recoger nuestras cosas mientras Nora, que por el momento no quería ver a Martín, se quedaba con Celtia.

-Intenta no pasar tantas horas alejada de mí mientras sigamos siendo presas de la mafia. Sé como juegan a esto, yo mismo lo he hecho cientos de veces, y no es de manera limpia.

- ¿Por qué haces esto? ¿Por qué me ayudas?

Él se quedó en silencio unos momentos y dirigió la mirada al suelo, sorprendiéndome.

-Me recuerdas a alguien que no pude ayudar.

Y sin decir ni una palabra más, salió de la habitación, haciendo que yo lo siguiese. Una vez fuera, todos nos miramos antes de dirigirnos a los taxis.

Futuro inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora