Capítulo 1

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Año 2024

8 marzo

-Tía, tienes que dejarlo. No puedes seguir así, te está matando.

-Tampoco es que sea para tanto-Tamara intentó sonreír, pero hizo una mueca cuando sintió un dolor punzante en la mejilla.

-He dicho que lo denunciaría, y estoy harta de ver como dejas que te haga esto-afirmó Nina a su derecha, muy enfadada.

Y eso que ellas lo sabían desde hacía apenas una semana.

Tamara sabía que aquello era grave, lo sabía desde hace tiempo, cuando su novio levantó la mano por primera vez contra ella. Se había dicho muchas veces que jamás se dejaría hacer algo semejante, que no entendía como aquellas mujeres que aparecían muertas llevasen tantos años dejándose maltratar, pero cuando una tomaba el papel principal, las cosas cambiaban.

Estaba totalmente segura, cuando todo empezó, de que solo era una fase, una muy mala, pero que volvería a ser aquel chico cariñoso y atento que conoció hace tres años en las fiestas de su pueblo.

-Tamara, ¿cuánto tiempo lleva haciéndote esto? Y no te atrevas a mentirnos-dijo Sebastiana desde delante. Todas estaban de pie menos ella, Nina y Celtia-. No otra vez.

-Es la primera vez que llega a este punto, lo prometo.

Pero por supuesto, aquello era mentira. Era obvio que Lucas le había pegado antes, pero esta era la primera vez que olvidaba hacerlo en lugares no visibles de su cuerpo. Ya hacía seis meses que le había pegado por primera vez, y casi un año que le hacía daño psicológicamente, pero se le daba bien esconder cosas detrás de una sonrisa.

Sus amigas estaban muy preocupadas, puesto que sabían que ya llevaban unos meses peleándose, pero no pensaron que fuera ese tipo de peleas, y ahora estaban dispuestas a denunciarlo.

Intentaron convencerla, pero no se dejó, sin embargo, si llegó a una conclusión. Iba a dejarlo.

-Lo dejaré esta noche-sentenció.

Todas se miraron temerosas. ¿Y si le hacía algo?

-Iré sola-dijo antes de que pudiesen insistir, y no dio cupo a otra opción.

Esa noche retrasó su llegada todo lo posible, ya que se arrepentía mucho de ir sola. ¿Podría él llegar a... matarla?

- ¿Dónde estabas? -impuso en cuanto cruzó la puerta del piso que compartían.

-Quedé con mis amigas.

- ¿Ah sí? ¿Y cómo sé yo que no me mientes?

-Se supone que soy tu novia y deberías confiar en mí-dijo mientras se adentraba en la casa, llegando a la habitación.

-Si, para que vuelvas a engañarme. No soy imbécil, aunque te lo parezca-su tono era furioso.

Desde que había visto un solo número de un chico en su móvil hablando de manera despreocupada, se había emparanoiado, aunque solo fuese un amigo. De ahí habían empezado las discusiones y la cosa fue cada vez a peor hasta llegar al punto en el que estaban ahora.

-Dime con quien has estado.

-Ya te lo he dicho, con mis amigas-insistió.

-No te creo-dio un paso dentro de la habitación, haciendo que ella negara con la cabeza.

Él era un chico muy alto y con bastante cuerpo, y ella no tenía tanta fuerza como él. Aunque intentaba defenderse, siempre había un claro vencedor entre ambos.

-No dejaré que me pegues de nuevo-dijo intentando ganar valentía, pero le temblaban las piernas. La última golpiza había sido el día anterior y todavía le dolía todo el cuerpo. Si volvía a pegarle ahora, podría convertirse en algo grave-. Te estás equivocando conmigo si piensas que dejaré que esto siga pasando, no...

Futuro inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora