Capítulo 7

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8 de abril

Junté mis piernas y las acerqué a mi pecho mientras escuchaba la televisión de fondo. Apoyé la cabeza entre mis rodillas y esperé hasta que escuché el titilar de algunos cubiertos.

-Tienes el desayuno en la mesita, ten cuidado. Tengo que irme, pero luego me pasaré de nuevo. Ten cuidado-repitió segundos después.

Habían pasado ya 8 días exactos desde que no podía ver nada. El médico había dicho que todo indicaba que era un síntoma grave de estrés postraumático, pero había asegurado que no sería para siempre. Normalmente los síntomas solían presentarse en los siguientes tres meses al shock, y la recuperación dependía de cada caso.

-En un rato llegará Nina.

Y tras unas pocas palabras más y un beso en la mejilla, Mar desapareció con el sonido de la puerta principal.

Al principio me había negado a que viniera nadie. Me encerré en mi piso y me negué a salir, pero Aidan había recuperado la llave de su hermano y había conseguido entrar, con todas mis amigas con él, las cuales debían de haber hecho una especie de tregua con todo lo que había pasado, porque tampoco sabía si habían hecho las paces. Estas, además, se habían hecho un par de copias de la llave de mi casa para poder venir a ayudarme sin que yo se lo impidiera.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero cuando sonó la puerta principal de nuevo yo aun no me había movido ni un centímetro.

- ¿Has vuelto a saltarte el desayuno? -esa era la voz de Nina. Sentí como el sofá se hundía a mi lado y oí como dejaba sus cosas en la mesa-Tamara, tienes que comer algo. A este paso te vas a quedar en los huesos.

Como si aquello realmente me importase. Nina me habló de cosas a las que no les presté mucha atención y más tarde ella se ocupó de ayudarme con algunas cosas como prepararme un conjunto, aunque no saliese de casa.

-Se acabó. No puedes seguir así. Has salido de cosas peores, no te puedes quedar aquí encerrada para siempre.

-Tampoco parece tan mala idea-comenté.

- ¡Has hablado! ¡Oh Dios mío, esto es un gran paso!

Hizo algún escándalo más que, al acompañarlo de una imagen mental en mi cabeza, hizo que no pudiera evitar una pequeña sonrisa.

- ¿Es eso una sonrisa? ¡Ah, es una sonrisa!

Realmente no creía que fuera para tanto.

- ¿Sigue aquí el desayuno?

En menos que canta un gallo todo el grupo estaba metido en mi casa. Realmente tampoco me parecía tan importante.

-Es lunes, ¿no deberíais...? -pregunté.

-Da igual lo que deberíamos hacer. Esto hay que celebrarlo-esa era la voz de Urma, sin ninguna duda. Estaba sentada justo a mi izquierda-. Pensábamos que ya nunca ibas a volver.

Por fin mi humor había empezado a cambiar y ya no "veía todo negro". Me interesé por conocer la situación actual entre todas y no tardaron en ponerme al día.

-Después de que Alejo pegase a Nora, lo llevamos a la policía-empezó a contar Celtia-. Tiene una orden de alejamiento y tiene que hacer servicios a la comunidad durante un tiempo.

Asentí, escuchando atentamente.

-Celtia y yo hablamos y le pedí perdón-debieron de mirarse, porque hubo un pequeño silencio-. Ella me ha perdonado-Nina parecía contenta al decirlo.

-Antonio también ha dicho que lo sentía-volvió a hablar Celtia-. Realmente aun no éramos nada para entonces, pero-

- ¿Aun nada para entonces? ¿Quieres decir que ahora sí sois algo? -preguntó Nora.

Futuro inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora