22 de marzo
Tras hablar con mis amigas, me explicaron que me había escapado con una de las botellas que quedaban y que me habían estado buscando sin éxito. Cuando revisé mi móvil me di cuenta de cuántas veces había llamado al número de Lucas, todas sin éxito, por supuesto, y más arriba estaban todas llamadas perdidas de mis amigas cuando me buscaban, supongo. La verdad es que era bastante entendible su enfado conmigo.
-Tenemos que irnos ya, venga.
Me subí al coche dejando mi mochila en el asiento del medio, a mi lado. Nina se había ofrecido a conducir hoy y todas estuvimos de acuerdo, pero Sebastiana vendría más tarde con Mar. Se encargarían de vendarle los ojos a Urma y traerla al lugar donde ahora nos dirigíamos.
La casa era bastante grande, y tenía una piscina exterior que me dio bastante mala espina por si alguien llegaba a caer. Estaba un poco verde y llena de bichos, pero es bastante normal considerando la época del año en la que nos encontrábamos.
Mar la había pagado, ese era su regalo para ella, y el resto le habíamos comprado un par de detalles. Nos dedicamos a decorarla y prepararla para su llegada.
La trajimos temprano, abrió los regalos y pasamos un buen rato.
-Bueno, Mar. El otro día había muchas novedades, pero ahora no tienes excusa-dijo Urma mientras, sentada en el sofá como los indios, colocaba una pierna encima de la otra. A veces me parecía contorsionista-. Cuéntanos todos los detalles.
-Eso, eso. ¿Cómo fue? ¿A cuál te tiraste primero? -Sebastiana se inclinó hacia delante como si fuera a contar un secreto- ¿Hubo trío?
Mar se masajeó la frente. Supongo que pensaba que había conseguido esquivarnos el otro día con un par de cosillas, pero ahora mismo teníamos tiempo y no la íbamos a dejar escapar.
-Bueno...está bien. Pero no me interrumpáis todo el tiempo.
Todas miramos a Urma, que se hizo la ofendida.
-Chiara es una amiga...
- ¿Chiara Andreatti?
La cara de Mar ante la pregunta surgida hizo que todas callásemos.
-Si, Chiara Andreatti. Como decía, es una amiga que hice hace poco más de 6 meses en un desfile español. Es una gran aficionada a la moda española...
-Ajá, sí, pero a lo importante-la cortó Nora.
Mar suspiró.
-El día que llegué, su marido llegaba de hacer algo de ejercicio. Os juro que pocos hombres he visto como esos. Tenía el pelo castaño un poco larguito despeinado, los ojos azules como el mar y unos músculos que con un empujoncito te manda volando a Nueva Zelanda.
- ¿Por qué Nueva Zelanda? Que manía tiene todo el mundo con ese lugar-intervino Nina.
-El caso es que es un verdadero capullo. Aprovechaba cada vez que Chiara no miraba para hacerme pequeñas insinuaciones, y bueno, aún me resistí unos cuantos días. Un día Chia estaba en una salida de trabajo, y él, que vive de ella y no hace mucho más que gastar su fortuna, estaba en casa, como yo. Cuando salí al jardín y lo vi recién salido de la piscina... eso ya fue el colmo. Me cogió en brazos y me tiró al agua, y después de que tuviera que rescatarme porque casi me ahogo con las telas del vestido, lo hicimos en el agua, en las tumbonas e incluso en la mesa del cenador que tienen fuera. No os podéis ni imaginar como lo hace. Tiene tanta fuerza que os juro que me costó volver a caminar.
- ¿Y qué escusa le pusiste a tu amiga?
-Montar a caballo, por supuesto. Ah, también lo hicimos en las cuadras y en el campo cuando me llevó a conocer las colinas cercanas. Y creía que eso era la gloria, hasta que llegó su hermano.
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Futuro incierto
RandomTamara decide que es hora de plantarle cara a su novio, pero esto solo desencadenará una serie de sucesos que pondrán su vida, y la de sus amigas, totalmente patas arriba. ¿Qué es lo que esconden sus amigas? ¿Por qué? ¿Cómo podrán solucionar las cos...