-Piero ¿podrías hacerme un favor ?
- ¡Claro, Leo! dime ¿En qué puedo ayudarte?
- ¿Tienes tiempo para acompañarme hoy a hacer una diligencia a la una y media de la tarde?
- Con gusto, pero ¿para qué? no entiendo
- Luego te explico, tú sólo lleva algunos caballetes, pinturas...no sé, algo del material que usas en tu taller de arte. Espérame en la entrada del Hospital donde realizo mi proyecto, junto al portón.
- Hecho, ahí estaré.
Piero llegó antes de la hora acordada, no mucho después llegó también Leo en su motocicleta.
- ¿Qué estás tramando, Leo?
- Quiero hacer un experimento, tú solo sígueme
Piero siguió a su amigo pensando en que todo éste asunto estaba muy raro, pero no le extrañó en lo absoluto. Leo siempre estaba inventando algo y aunque fuera muy descabellado siempre funcionaba.
- Lo siento pero ésta no es hora de visitas - dijo el guardia de seguridad a Piero
- Él viene conmigo - interrumpió Leo amablemente
- Bien, le informaré al doctor Aquiles...
- ¡NO!...es decir.... no hace falta...él ya lo sabe - explicó Leo sonriendo.
Una vez adentro suspiró aliviado.
- Vamos Piero, te ayudaré a sacar las cosas de la camioneta
- ¿Haces esto a escondidas? - preguntó cargando los caballetes
- No tengo opción, Piero. Si el doctor Aquiles se da cuenta no te dejará pasar
Colocaron los caballetes en el jardín, junto a los rosales, así como el resto del material de arte.
- Quiero descubrir a quiénes de los pacientes les apasiona la pintura
- ¿Estás bromeando?
- No.
- ¡Leo, éstos locos van a hacer pedazos todo; lo van a destruir!
- En primer lugar no les llames así, son seres humanos como tú o como yo
- ¡Debiste habérmelo dicho antes! - exclamó Piero caminando nervioso de un lado a otro
- Si te lo hubiera dicho ¿me hubieras acompañado?...No te preocupes, todo estará bien
- ¿Y dónde están?
- Ya vendrán, a las tres hacemos la lectura poética
- ¿Lectura poética? ¿en un hospital psiquiátrico? había oído de cosas raras pero esto es el colmo ¡allá vienen dos...y otro más!
- ¿Cuál es el miedo, Piero? no te harán daño
- ¿Qué es exactamente lo que te propones?
- Descubrir qué reacción tienen ante los colores...¡vamos, pinta algo!
- ¿Ya?
- Sí ¡hazlo!
Piero obedeció, más por miedo que por convicción. Comenzó a mezclar los colores en la paleta, cuando levantó la cabeza ya tenía un círculo de cinco personas al rededor del caballete. Piero miró desesperadamente a Leo y éste le dijo:
- Sólo haz lo que sabes hacer ¡Pinta!
Y así lo hizo. No había pasado mucho tiempo cuando un hombre de mediana edad le preguntó:
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LEONIDAS, EL ESTUDIANTE DE PSIQUIATRÍA
RomanceA un año de completar su carrera, Leonidas, un aspirante a psiquiatra, intentaba poner a prueba un método experimental con los pacientes de un sanatorio mental. Su audaz y atípico experimento es visto con recelo y desconfianza por parte del parte d...