┃𝟎𝟕┃

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—Te juro por mi madre que eres la persona más insufrible que he conocido... —ella acarició el puente de su nariz con las puntas de sus dedos, sus ojos cerrados con fuerza.

Él no dijo nada, aunque tampoco es como si hubiera tenido la oportunidad de hacerlo, pues ella aspiró aire ruidosamente.

—Querida...

—¡Nada! —interrumpió—. Ustedes los pudientes se creen de un material especial, pero puedes estar seguro de que tu bonito cuerpo aún puede amanecer flotando en el Mississippi.

Lazlo puso las palmas al frente en son de paz, iba a preguntarle si estaba molesta pero la respuesta era más que obvia. Su cola comenzó a moverse de un lado a otro sin parar, incluso golpeaba el sofá y generaba un curioso sonido parecido al de un tambor.

—¿Y en algún momento pensante en decirme todo esto? —preguntó _________ antes de que Leavitt pudiese soltar palabra. Ahora hablaba mostrando los colmillos, cosa que él nunca había visto hacer a una dama— ¡No! Ayer pasé una de las peores noches de mis cinco lustros y medio de vida y el señor ni siquiera se dignó a soportar tres tragos de Poitín... —ella suspiró de nuevo y se cubrió el rostro con las manos.

Leavitt alzó los hombros y apretó los labios, su expresión era de puro desconcierto.

—Bueno, si la señorita se hubiera dignado a decirme que estaba metida en este mundillo otro gallo nos cantaría, mi cielo.

Las orejas de _________ se movieron hacia atrás, estuvo a punto de responder a eso, pero al final sólo selló sus labios de vuelta. Su semblante lo decía todo, Leavitt tenía un punto, pero la italiana nunca lo dejaría jactarse de ello.

—Touche...

—¿Sin remordimientos entonces? —Lazlo se inclinó hacia adelante, buscó la mirada de _________. Ella asintió a medias y él prosiguió—: En lo que respecta a mi hermana... no te miento cuando digo que tu ayuda podría ser muy valiosa para nosotros.

Lazlo se detuvo cuando _________ puso una mano al frente, en un gesto que le pedía silencio. Él así lo hizo. La observó llevar ambas manos de su rostro y luego hacia atrás sobre su cabello.

—Escucha, Leavitt.... Yo de verdad... lamento mucho toda esta situación, pero no puedo involucrarme.

—Creí que habías dicho...

—¡Ya sé! Sé lo que dije pero... es mucho más complicado que eso.

_________ se apresuró a interrumpir una vez más, al parecer este sería su nuevo sistema de comunicación. Tal vez en el fondo, los dos se encontraban igual de conmocionados, ansiosos.

—Sé que cuando nos conocimos ni siquiera tenía en que caer muerta, mi orgullo estaba herido y me gusta pensar que mi situación te causó lástima. El punto es... que me ayudaste sin saber nada sobre mí, y siempre voy a estar agradecida contigo por eso. —ella dió un suspiro que por un momento pareció darle fin a su perorata, más su voz se volvió hostil escasos momentos después—. Aunque, tú bien sabes que te busqué hasta debajo de las piedras con tal de pagarte hasta el último centavo.

Él solo pudo soltar una falsa tos ante esto, su puño se mantuvo cerca de sus labios cuando avergonzado desvío la mirada. ¿De verdad sentía que _________ tenía una deuda pendiente con él? Sí, pero nunca lo admitiría tal cual, mucho menos en una situación tan desfavorable como esta.

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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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