💫13💫

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– Entonces – le dijo Rubius a los minis. Los cuatro estaba sentados en la sala, Rub en un sillón individual y tres niños en el grande con la cabeza gacha, frente a ellos los papeles con los planes y sus respectivas mascaras.

– ¿Quién va a ser el primero en hablar? – dijo el teñido cruzándose de brazos.

Los minis se miraban unos a otros empujándose con el codo para que alguno empezará a hablar pero al final ninguno dijo nada volviendo su mirada al piso y evitando la del teñido.

– Bueno si nadie me va a decir tendré que confiscar esto y castigarlos – dijo empezando a acercar sus manos a las máscaras siendo detenido por el grito de los minis que se levantaron del sillón para tomarlas.

– Nooo – dijeron al mismo tiempo.

– ¡Es todo culpa de Adam – empezó Fargan tomado una de las hojas con el dibujo de una persona con dientes afilados y cuernos el cual supuso era Adam.

– ¡Si! ¡Todo es su culpa por decir eso! – continuo el azabache aferrándose a su máscara de lobo. 

– "Solo hago esto por Rubius, tal vez así pueda pedirle una cita" – imitó el albino en un tono de burla enseñando otro dibujo de Adam diciendo eso con una cuántas fallas ortográficas.

– Después nos llevó al jardín y nos encerró ahí mientras se sentaba a ver el televisor – dijo enojado el albino que buscaba otro dibujo el cual fue encontrado por Fargan que se lo pasó enseñado a Adam con cuernos mientras los demás lo veían desde el patio.

– ¡Nosotros le dimos su merecido! – afirmó el castaño mientras abrazaba su máscara bajo la mirada del teñido que no sabía si reír o regañarlos.

– ¿Cómo fue que lograron dale "su merecido? – dijo Rub curioso por saber cómo 3 niños habían logrado atar y amordazar a un adulto del doble de su tamaño.

– ...Si te contamos, no nos castigas? – dijo el azabache después de unos segundo es silencio.

El teñido miro a los minis que lo miraban con una sonrisa traviesa cada uno agarrando si respectiva máscara para que no puerta quitárselas, suspiro cansado y se relajó en el sillón.

– Está bien – dijo al final mientras los minis celebraban.

– Primero nos subimos al árbol qu esta cerca de la casa – empezó a narrar el albino.

– ¿Ese árbol no mide como 5 metros? – dijo un poco pr ocupado el teñido.

– No me interrumpas – se quejó el albino frunciendo el ceño antes de continuar – Cuando estuvimos arriba saltamos hacia el techo del segundo piso – dijo tranquilamente este mientras la cara de preocupación del teñido aumentaba.

– Yo me raspe mi codito – dijo el castaño enseñando su codo raspado con una sonrisa.

– Después de eso entramos por la ventana por la que se había escapado Fargan hace unos días y así logramos entrar – terminó con una sonrisa el albino, muy orgulloso de su plan.

– Ya adentro tomamos la cinta y un paño de la cocina y fuimos donde Adam y lo golpeé con mi manita para noquearlo, pero no funcionó – el azabache hizo un pequeño puchero antes de volver a sonreír – Entoces lo golpeé con un libro y si funcionó – dijo ahora con una sonrisa.

– Después de eso solo lo atamos y dejamos pasar a los demás – dijo el castaño finalizando la historia.

El teñido suspiro cansado imaginado el pánico y el enojo del pobre chico al verse vencido por unos niño, pero en parte se lo merecía por no cuidarlos bien.

– Bien solo una pregunta más, ¿Por qué fueron a mi casa esa noche? – estaba aprovechando que sus amigos eran niños para sacarles información, si pero era un tema realmente importante, después de todo la razón por la que se había tomado las vacaciones era por la aparición de esos tres en su casa.

– Eso fue porque... Mmmm ¿Porque, por qué fue? – dijo el albino mirado a los otros dos en busca de una repuesta.

– Fue porque queríamos saber algo, pero no recuerdo que – dijo Fargan haciendo un puchero mientras intentaba recordar.

– Si, si, querían saber algo, me lo dijiste cuando estábamos en el lago.... pero tampoco lo recuerdo – siguió el azabache haciendo un puchero también.

– ¿Estuvimos en un lago? – preguntaron Fargan y Willy vendo raro al azabache.

– Si, cuando estábamos caminado hacia el pueblo donde nos atacó la bruja – dijo esté muy seguro el azabache haciendo que los otros dos se vieran más confundidos.

– No recuerdo el lago – dijo el albino tocándose la cabeza.

– Yo no recuerdo ni cómo llegamos al pueblo – dijo el castaño un poco apagado haciendo puchero.

– ¿Qué más no recuerdan? – dijo el teñido un poco preocupado, esperando que no fuera lo que estaba pensado.

– ¿Qué más no recuerdan? – dijo el teñido un poco preocupado, esperando que no fuera lo que estaba pensado

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💫ᶜʰⁱᵏⁱᵗᵒˢ💫 | KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora