💫ᶜʰⁱᵏⁱᵗᵒˢ💫 | Karmaland

💫Final💫

Se levantaron de su lugar viendo fijamente como en el monitor no aparecía ninguna luz y como la otra maquina que media sus signos vitales estaba en cero también.

Rápidamente se abalanzaron al teñido y presionaron el botón para llamar a una enfermera o alguien que pudiera ayudarlos mientras Auron le daba (nombre de la técnica que se usa cuando alguien tiene un infarto) en busca de que su corazón latiera de nuevo.

Todos estaban en pánico, con los ojos llorosos y rezando a los Dioses para que no se llevarán a su amigo todavía cuando una enfermera llegó quedándose algo confundida por la escena.

– ¿Qué está pasando aquí? – dijo un tanto confundida al ver a los héroes llorando y el pánico en el lugar.

– El coso no hace "Pip" – dijo Fargan con la voz entrecortada mientras se aferraba más a Alex.

La enfermera los vio por un segundo y luego soltó un suspiro.

– Eso es porque no hay luz – dijo encendiendo y apagando el interruptor de la luz de la habitación, enseñándoles que no funcionaba – Están conectado los generadores de emergencia, pero siempre tardan unos minutos –

En ese momento la luz volvió al edificio y las máquinas que media sus signos vitales volvieron a funcionar y el "Pip" volvió a sonar en la habitación haciendo que los héroes se relajaran y que Auron se apartará del teñido soltando un suspiro de alivio.

– Casi me muero del susto – susurro Alex limpiándose las lágrimas y Fargan asintió.

– Por favor Calvo, despierta, no creo poder pasar por esto otra vez sin que sea yo el que sufra un infarto – dijo Auron y los chicos rieron un poco ante el comentario.

– Perdón… es que quería dormir un poco más – susurró una voz algo ronca que hizo que los chicos se congelaron en su lugar antes de volver la mirada nuevamente hacia el teñido el cual tenía los ojos abiertos intentando quitarse las cosas que tenía pegadas en el pecho.

– ¡RUBIUS! – gritaron todos a las vez y prácticamente se lanzaron a la camilla para abrazar al teñido que los miraba algo confiados pero correspondió el abrazo aunque se sintiera algo débil.

– ¿Por qué tanto amor de repente? No es que me queje ni nada, siempre estoy feliz de recibir un abrazo, pero- – se calló al ver a los chicos llorando en sus brazos y entró un poco en pánico.

– ¿Chicos? ¿Pasó algo grave? Veo que la poción de las chicas funcionó y los veo bien ¿Algún efecto secundario? ¿¡Tiene tres brazos y cinco ojos!? – iba a seguir hablando hasta que Mangel se separó del abrazo quitándose los lentes un momento para limpiarse los ojos y se los volvió a poner.

– Estuviste en como un mes y medio – dijo con la voz entrecortada por el llanto y el teñido se calló de golpe.

– Y sufriste un infarto – grito Fargan llorando y aferrándose más al teñido.

El teñido se quedó en shock apretando más el abrazo, para él había sido una pequeña siesta y todavía le costaba creer que había estado inconsciente tanto tiempo, miró a su alrededor dándose cuenta que era una habitación de hospital e inconscientemente comenzó a temblar.

– Creo que hay que llamar a la doctora – dijo Auron al notar este cambio en el teñido haciendo que los demás se apartaron a excepción de Mangel ya que el teñido tomo su mano antes de que se fuera y este entendió sentándose a su lado en lo que la doctora llegaba.

– Según esto está todo en orden – dijo la doctora revisando algunas los exámenes que le habían hecho mientras el teñido abrazaba a Mangel en la cama y lo usaba como escudo humano por si algún doctor se le intentaba acercar.

– Eso quiere decir que ya puedo irme – dijo sacando su cabeza de detrás de Mangel con una pequeña sonrisa.

– Si ya puedes irte – con esas palabras la sonrisa del híbrido se ensanchó – pero ocupes venir en dos semana para control – y con el resto volvió a hacer un puchero.

– Yo ya estoy bien – murmuró sacándole una risa tanto a Mangel como a la directora.

– Yo me asegúrate que venga – dijo Mangel y la doctora asintió antes de salir de la habitación y darle paso al resto de los héroes.

– Traidor – susurro Rubius soltando a Mangel y sonriendo antes la llegada de los demás que traían su ropa para por fin quitarse esa horrible bata de hospital.

– Supongo que estás buscando esto – dijo Willy enseñándole una mochila en la que suponía estaba su ropa.

– Si, si, si, si, dame, dame, dame – dijo estirando sus manitas hasta conseguir la mochila – Me voy a cambiar – dijo saliendo de la cama y entrando al baño.

– Parece más un niño pequeño que nosotros cuando teníamos la maldición – dijo Alex haciendo que todos soltaran una pequeña risa.

Unos minutos después Rubius estaba fuera del baño con su típica sudadera blanca, unos jeans, unas tenis negras y una sonrisa emocionada en su rostro.

– ¡Libertad! – grito una vez estuvo fuera del hospital haciendo que los demás rieran.

– Bueno ahora a casa de Vegetta a celebrar tu salida del hospital – dijo Fargan y los ojos del teñido se iluminaron.

– ¡Fiesta en casa de Vegetta! – grito y todos volvieron a reír.

Todos comenzaron a caminar hacia la casa de Vegetta, ahora que por fin estaban todos juntos era momento de celebrar.

💫Fin💫
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O no 👀

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La fiesta en casa de Vegetta ya había terminado y por fin podía volver a su casa. Entró a la sala y caminó directamente a donde había dejado la USB y se asustó al ver que no estaba ahí.

– ¿¡Dónde está!? – grito desesperado buscando por toda la sala aquel USB.

– ¿Estás buscando esto osito? – dijo una voz que ya había escuchado y no pudo evitar soltar una maldición y subir la mirada hacia su ventana viendo a un sujeto con una máscara de lobo que reconocía y un traje negro con detalles morados que jugaban con la USB en sus manos.

– Vege – dijo nervioso sin apartar la mirada de la USB.

– Tiene un vídeo muy interesante – hablo una voz a su espalda y se dio la vuelta encontrando con dos figuras vestidas de negro con máscaras aterradoras y trago en seco.

– Chicos – rió nervioso mientras las figuras se acercaban a él y chocaban con el sillón quedándose ahí mientras ellos se terminaban de acercar.

– Creo que tenemos una charla pendiente – hablo una de las figuras quitándose la máscara y el teñido trago en seco.

– Podemos resolver esto de forma civilizada – dijo nervioso viendo las sonrisas en los rostros de los contrarios.

Ahora sí que tenían un problema.