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El sonido constante del monitor era lo único que se escuchaba en esa habitación en donde se encontraba Rubius acostado luchando por su vida.

Las doncellas habían llegado al hospital hace unas horas buscando desesperadamente al teñido pero las enfermeras les dijeron que el estado en el que había llegado era muy grave y que tuvo que pasar directamente al quirófano si quería tener una oportunidad para sobrevivir.

Estuvieron en la sala de esperando todo lo que duró la operación sintiendo como cada minuto duraba más que el anterior y el miedo se hacía cada vez más grande hasta que una doctora pasó por la puerta.

"Entró en coma pero está a salvo" Alivio, tristeza, alegría, esperanza, paz, todas sintieron un huracán de emociones con esas palabras casi perdiéndose en su propio mundo si no fuera porque la doctora volvió a hablar "Encontramos esto entre sus cosas" dijo entregándoles un libro que Lana tomó con sus manos temblando.

Rubius había conseguido el libro de la bruja.

Sintieron sus ojos llenarse con las lágrimas que había estado aguantando desde que escucharon que el teñido estaba herido mientras pasaban a la habitación donde este se encontraba.

– Lo hiciste bien osito, no te rindas ahora – susurro Nieves con la voz algo entrecortada por las lágrimas mientras las demás miraban.

Nieves era la doncella de Rubius, algo muy importante para poder convertirse en héroes y dependiendo del grado de cercanía del guerrero con su doncella podían ocurrir milagros y eso es lo que ocupaban en ese momento.

Salieron del lugar camino a la casa de Merlon con el libro en mano y con la esperanza de encontrar en él la cura para volver a los minis a la normalidad.

Los días comenzaron a pasar y las doncellas cada vez se movían más rápido buscando los ingredientes para realizar la poción mientras le rezaban a los dioses para que Rubius pudiera despertar ese día sintiéndose ignoradas cada día que pasaba y este no daba señales de mejora.

Incluso los minis se habían dado cuenta de la situación en la que se encontraba teñido, por más que intentaron ocultarlo y ahora se negaban a salir de la habitación de hospital en la que se encontraba.

Podían ver sus caritas tristes y con algunas lágrimas secas en cada momento del día, esperando que el contrario despertara para regañarlo por haber hecho algo tan arriesgado y para abrazarlo y no volverlo a soltar.

Varias veces habían intentado sacarlos de ahí pero era en vano, siempre lograban escaparse de la persona que los estaba cuidando y lograr colarse nuevamente el la habitación del teñido así que al final simplemente los dejaron estar ahí.

– Está lista – dijo Akira poniendo el resultado de la poción en ocho frasquitos más pequeños para los minis, habían probado que no tuviera efectos secundarios visibles, Amidala se había ofrecido para ser el conejillo de indias y no le había pasado nada.

– ¿Estás segura que funcionara? – se podía escuchar los nervios es la voz de Kristina que miraba la poción con miedo.

– Tiene que – respondió Akira con miedo en su voz mientras guardaba las pociones en su bolso.

El camino al hospital fue lento temiendo que una de las pociones se quebrara y tuvieran que repetir todo el proceso nuevamente, pero cuando llegaron a la habitación del teñido donde se encontraban los minis soltaron un suspiro de alivio.

– Minis – dijo Nieves con vos dulce intentado esconder su nerviosismo – Les trajimos algo de tomar –

Akira le pasó uno de los frasquitos a Lana la cual se agachó para quedar a la altura de los minis y mostrarselos.

– ¿Qué es? – pregunto Mangel que se limpiaba las lágrimas con una mano y con la otra agarraba a Lolito.

– Es una bebida especial para que tengan más energías y puedan cuidar a Ru – dijo Lana pasándole el frasquito a Mangel que lo tomó con ambas manos.

Siguieron repartiendo los frasquitos hasta que todos tuvieron uno y sin pensarlo mucho los minis tomaron un sorbo haciendo una cara extraña al final.

– Sabe raro – Auron fue el primero en quejarse.

– Siento mi boca rara – le siguió Vegetta que sacaba su lengua intentado verla.

– Me siento raro – dijo Fargan llevando una mano a su cabeza y tambaleándose levemente antes de soltar la poción que cayó al piso convirtiéndose en una nube de humo violeta.

Uno a uno los minis comenzaron a dejar caer las botellas haciendo que la habitación se llenara de humo asustando a las doncellas que comenzaron a toser y buscar las ventanas para abrirlas y lograr despejar la habitación.

– ¡La encontré! – gritó Mónica abriendo una de las ventanas, dejando salir el humo de la habitación.

El humo comenzó a salir lentamente de la habitación haciendo que fuera más fácil respirar y que poco a poco se pudiera ver mejor el interior haciendo que las doncellas soltara un suspiro de alivio al ver que los héroes ya no eran niños.

Estaban por acercarse a los héroes para asegurarse que todo estuviera bien cuando se dieron cuenta de la expresión en sus rostros, algunos reflejaban tristeza, otros culpa y otros angustia mientras ninguno apartaba la mirada de Rubius.

Lentamente se fueron acercando hasta el teñido sentados unos en la camilla y otros solo quedándose al lado de él.

Las doncellas se miraron entre ellas antes de salir de la habitación.

💫ᶜʰⁱᵏⁱᵗᵒˢ💫 | KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora