CAP. 3

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Había momentos en los que sólo deseaba escapar de ser ella misma. Siempre se involucraba con las personas equivocadas y de una manera indebida. No recordaba un solo instante en su vida en el que realmente se sintiera bien por ser ella misma. Una y otra vez se repetía la historia que ya sabía de memoria. Todos decían admirarla, pero nadie se tomaba el tiempo suficiente para conocerla realmente. Era como si todos se conformaran con las apariencias o con suposiciones de lo que creían que era de ella.

En cambio, ella se esforzaba por dar la mejor imagen de sí, ocultaba sus sentimientos una y otra vez tras la caratula de lo que debiera ser, un espejismo de perfección que encubría una serie de pasadizos infinitos hacía un mundo desconocido de sensaciones aún no descubiertas ni siquiera por ella.

Hacía tres meses que estaba peleada con su hermanastra. Yuzu era completamente distinta a ella, una chica extrovertida, sentimental y que se mostraba tal cual era sin caratulas de por medio. Le tenía tanta envidia, ella podía expresarse sin importar las consecuencias de sus actos.

Pero ella era Mei, tenía que conservar una imagen y cargar con una serie de responsabilidades si deseaba que su abuelo le heredara el colegio. Constantemente se preguntaba si realmente deseaba ser la directora de un instituto como aquel, o si sólo se trataba de otra de las caratulas que le habían impuesto.

No obstante, su mayor problema era que su hermanastra estaba saliendo con un chico de una universidad del centro. Yuzu le había dicho que era lo mejor, entre ellas no podría haber una relación, eran familia y eso era un papel que no se podría destruir tan fácilmente frente a la sociedad.

Mei lo comprendía, pero lo que no deseaba entender era el repentino cambio de su hermanastra, ese amor que decía tener por aquel chico que le era cinco años mayor. Sin embargo, por más esfuerzos que Mei hacía para mantenerse ajena de esta relación, esto era algo que la estaba dañando más de lo que ella deseaba. Así que sin pensarlo dos veces decidió mudarse con su abuelo.

A partir de su mudanza no volvió a dirigirle la palabra a Yuzu, quizá ella había tenido la razón cuando recién la conoció pensando que esa chica sólo sería un problema en su vida.

Las cosas se complicaron cada vez más. Yuzu seguía desobedeciendo las reglas, Mei trataba de permanecer ajena, o simplemente dejaba pasar las faltas de su hermana.

Así había pasado el tiempo hasta que de repente surgió la oportunidad de hacer el intercambio estudiantil. Era una idea que de primero le desató una serie de miedos, pero después la hizo caer en la cuenta de que era lo mejor, tanto ella como Yuzu necesitaban de un descanso.

Fue así como de repente se vio visitando aquella escuela que se encontraba a tres horas de donde ella vivía. Parecía un bonito lugar, las instalaciones estaban muy bien cuidadas y los estudiantes parecían ser buenos chicos, aunque algo desordenados para su gusto.

Mei se encontraba paseando por la entrada del colegio cuando de repente chocó con aquella chica que era tan pequeña como adorable. Quedó maravillada con la belleza de esa chica y aunque trató de mantenerse fría y distante como siempre, trató de sacar a relucir su yo extrovertido con esa chica, fue algo inesperado pero fue una reacción natural.

A partir de ese momento lo supo, tal vez el intercambio estudiantil era todo lo que ella había esperado. Trató de mantener una conversación con esta chica, así que le pidió que la acompañara a la dirección donde pudo besarla por primera vez. Sin embargo, también logró darse cuenta de que esta chica no era del todo libre, sino que tendría competencia con la presidenta de dicho lugar quien de manera frenética respondió ante aquella muestra de deseo.

Mei lo sabía. Yuu Koito no estaba disponible, al menos no por el momento, pero acaso ¿ella no podría conseguir lo que se propusiera con sólo esmerarse? Touko Nanami podría estar enamorada de esta niña, pero también estaría lo suficientemente lejos como para que ella pudiera actuar, como para que ella lograra enamorar a aquella chiquilla, sólo era cuestión de tiempo y paciencia.

Al día siguiente de su discusión con Touko, logró encontrarse de nuevo con Yuu quien se dirigía hacia el salón del consejo estudiantil. No era muy difícil adivinar que esta pequeña pertenecía a aquel consejo. De nuevo, el destino le estaba poniendo frente a sus manos el pretexto perfecto para pasar tiempo junto con ella.

Trató de sacarle plática. Después, tuvo un pequeño momento para poder apreciarla. Acarició su mejilla y esto se sintió tan bien que no estaría dispuesta a perder la oportunidad que se le presentara para repetir esta sensación.

—¿Te veré pronto?

—No lo sé.

—Yuu chan, discúlpame por lo de ayer. No era mi intención causarte problemas con tu novia.

—Touko no es mi novia...

—Mmm... —Mei pensó en las palabras perfectas para decir en aquel momento, pero su lengua no lograba musitar sonido alguno, así que sólo le sonrió y se acercó para despedirse de ella con un beso en la mejilla—.

La chica Aihara siguió con la mirada a una Yuu que caminaba torpemente hacia el patio principal que daba hacia la salida de la escuela. Sin duda, había provocado algo en la chica, ella lo sabía, ahora tendría que ir despacio hasta lo que pudiera ser su próxima conquista.

Mei entró de repente al salón donde se encontraba Touko, le sonrió y con una mirada le dio a entender que no se detendría por ningún motivo.

¿Te irás para siempre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora