Capítulo 3 [editado]

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Tras ese breve intercambio de palabras entre el profesor y Aoi las clases dieron inicio y no pasó nada en especial, hasta que llegó el receso.

Estoy aburrido, no han encargado tareas aún... Voy a dibujar a lo imbécilpensó Valt mientras sacaba su libreta y se ponía cómodo. –

–Oye, ¿estas bien? –Shu se acercó al oji-café. –

Valt simplemente lo ignoró y se centró en su libreta.

–¿Me escuchas? –preguntó al no obtener respuesta del más bajo, si, más bajo, resulta que Valt no era el más alto, pues Shu le sacaba unos 5 centímetros como mínimo. –

Sin embargo Valt continuó ignorando al oji-carmín.

–¿Qué haces, Shu? –Fubuki llamó a su amigo. –

–Nada.

–¿No van a salir?

–Hola, Drum. –saluda el rubio. –

–En un momento salimos. –dice Shu, aún mirando a Valt. –

–Esta bien. –Drum no le da mucha importancia al hecho de que Shu este mirando al oji-café como un acosador. –

Por su parte, Valt se para de su lugar y sale del salón sin decir palabra alguna o mirar a alguien.

_Voy al baño, los veo en la cafetería. –avisó el albino. –

–Esta bien, te vemos en la cafetería. –dijo Drum y sin decir nada más Shu se fue. –

Mientras tanto. Con Valt.

El puerco espín se encontraba en el patio, no había nadie más que el, a pesar de ser un hermoso jardín extenso estaba prácticamente desolado, pero eso era lo que Valt quería. Un rato de soledad, así que se quedó ahí un rato hasta que escucho pisadas, no le fue difícil saber de quien eran.

–¿Qué quieres, Kurenai? –preguntó Aoi aún sin darle la cara al aludido, cosa que lo sorprendió un poco. –

–Venía a saludar. –se excusó con lo primero que se le vino a la mente. –

Valt se paró y empezó a alejarse de ahí sin decir nada y claro que Shu lo siguió.

–¿Por qué dices que no necesitas amigos? –esa era la incógnita que rondaba la mente del albino desde el día anterior, ¿Por qué decía eso? –

–No es tu asunto. –escupió aquellas palabras sin consideración al mismo tiempo que apretaba un poco sus puños, cosa que Shu no notó. –

–¿Qué te paso en el brazo hoy? –cambió de pregunta y al ver qué Valt no iba a responder hizo otra. –¿Son por las cortadas de ayer? –volvió a cuestionar mientras seguía al de mirada castaña, quien ya se había adentrado a los extensos pasillos de la institución y continuo sin responder. –¿Por qué no me contestas? –silencio de nuevo. –¿Quieres ser... –no terminó su pregunta porque Valt lo interrumpió. –

–¡¡Callate de una maldita vez!! –gritó con enojo mientras con mucha fuerza golpeaba una pared, el golpe casi le da al albino, pero ese era el punto, evitar pegarle, pues si lo hacía se metería en problemas. –

–T-Tranquilo. –ni siquiera Shu sabe de dónde sacó el valor para hablar, pero lo hizo, aunque estaba muerto del miedo. –

–¡No me pidas que me calme!¡No sabes nada de mi ni yo de ti! ¿¡Por qué me hablas y me sigues!? ¿¡Qué no tienes una vida propia!? –le reclamó viéndolo directamente a los ojos. El albino se quedó sorprendido, pues era la primera vez que veía de cerca esos ojos chocolate. Valt por su parte mantenía un perfil serio pero enojado. Sus ojos sólo reflejaban molestia y superioridad. –

–Y-Yo solo quería ser tu a-amigo. –ok, a la chingada el valor de hace unos segundos. Ahora Shu si sentía el verdadero terror, y lo hizo notar en su voz. –

Cuando Valt escuchó aquellas palabras sintió un pequeño dolor en la cabeza. Alejó su puño de la pared y se comenzó a agarrar la cabeza.

Quiero ser tu amigo!

Un gritó lejano fue lo que Valt escuchó en lo que parecía ser un recuerdo fugaz. Aquella voz era calmada, se escuchaba tan cercana pero a la vez lejana. Esa voz venía acompañan a de una silueta de un niño, el cual le extendía la mano hacia el.

–¿Estás bien? –preguntó Kurenai un poco preocupado por el repentino cambio de actitud de Valt. Shu se intentó acercar al peli-azul pero este solo susurró. –

–Aléjate de mi. –habló en un susurro casi inaudible, pero debido al gran silencio que inundaba el lugar Shu lo logró escuchar. –

–No te voy a dejar. –habló con decisión en sus voz e intento acercarse nuevamente al oji-café. –

–Déjame. –susurró de nueva cuenta, pero algo era diferente esta vez, Valt empezó a deslizar su espalda por la pared hasta que se sentó, sus manos estaban en sus oídos, como si intentera bloquear el ruido, esto extraño aún mas al albino. –Solo dejame en paz. –volvió a pedir al mismo tiempo que enterraban su cabeza en sus piernas. –

–¿Qué tienes? –insistió en la pregunta. –

–¡Presidente! ¿¡Qué le pasa!?

Shu y Valt miraron al pasillo, donde vieron a Kitt acercarse a Valt con clara preocupación.

Kitt, llevate a Kurenai por favor. –pidió Valt, alzando la mirada. Estaba perdida. Apagada, con un toque de nostalgia y tristeza mientras su voz era baja y desganada y se podría decir que se escuchó un poco quebrada.

–¿Qué tiene? –cuestionó de nuevo Kitt. –

–Solo llévatelo. –volvió a pedir y tras decir esto se paró. –Kitt, un favor, no le dijas a nadie que me viste asi, tu tampoco, Kurenai.

Más que una orden era un favor, pero lo pidió con la mirada baja. Sus cabellos azules cubrían sus ojos castaños y sin decir más se fue.

¿A dónde iba? Fácil, iba al lugar donde se desahogaba, al baño. Aquel lugar donde aprendió a llorar en silencio.

Cuando llego solo se encerró en un cubículo y se soltó a llorar, y cuando salió se lavo la cara y se fue a su salón.

Las clases siguieron su curso. Shu miraba de vez en vez a Valt, pues le preocupó un poco que de repente se pusiera así, se veía tan frágil, tan vulnerable.

Tras terminar las clases, Valt se volvió a poner su suéter y tan rápido sonó la campana salió corriendo para recojer a sus hermanos, ese era el plan y es que no se quería encontrar con Shu y que este le volviera a preguntar que le había sucedido, porque a decir verdad ni el mismo lo sabía. Pero claro, la vida odia a Valt Aoi y por eso antes de poder salir corriendo por sus hermanos alguien tocó su hombro. La primera reacción de Valt fue sobresaltarse, pues no estaba muy acostumbrado a que lo tocarán y aparte estaba metido en su mundo, por lo que aquel toque lo trajo de regreso a a la realidad. Así que solo se limitó a voltear para ver de quien se trataba.

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Bien, hago lo que puedo, ¿qué les parece?

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