Neville Longbottom y Sophie Weasley son mejores amigos. Han compartido lágrimas, promesas y risas.
Ambos se aman, pero solo como amigos.
Ambos sueñan con el otro, pero solo como amigos.
...¿no es así?
La verdad es que están enamorados.
Pero ambos...
Es doble actualización, asegúrense de leer la primera parte antes de seguir con esta.
"El dolor de un corazón roto."
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El mes después del torneo pasa con una rapidez impresionante, parecía que los día duraban apenas un par de horas y nada realmente interesante sucedió. La mayoría de los estudiantes murmuraban y se alejaban cuando nos veían pasar junto con Harry en los corredores, supongo que todos ellos creían en las palabras de Rita Skeeter respecto a que mi amigo era un trastornado y posiblemente peligroso, pero casi ningún estudiante se metía con Harry y eso era lo que más tranquilidad me daba.
Aunque con Fred y George amenazamos a unos cuantos Slytherin que no pudieron mantener la boca cerrada, fue divertido.
Ron, Hermione y Harry disfrutaban jugando ajedrez en silencio, yo me les unía de vez en cuando. Alcanzamos un nivel de entendimiento en tal grado que no necesitábamos poner determinadas cosas en palabras: que los cuatro esperamos alguna señal, alguna noticia de lo que ocurría fuera de Hogwarts, y que no vale la pena especular sobre ello mientras no supiéramos nada con seguridad.
Pasé unas cuantas noches en los dormitorios de los chicos, y para todos fue notorio que las pesadillas de Harry habían aumentado significativamente, de vez en cuando murmuraba entre sueños el nombre de Cedric Diggory. Pero no se lo mencionamos, eso es algo que también optamos por hacer; mantener en silencio cualquier cosa que pudiera lastimar a nuestro amigo.
La única vez que mencionamos el tema fue cuando Ron y yo le contamos a Harry sobre el encuentro de nuestra madre y el profesor Dumbledore antes de volver a casa.
-Fue a preguntarle si podías venir directamente con nosotros este verano. -le digo. - Pero él quiere que vuelvas con los Dursley, por lo menos al principio.
-¿Por qué? - nos preguntó Harry.
-Nuestra madre ha dicho que Dumbledore tiene sus motivos. -le explica mi hermano moviendo la cabeza. - Supongo que tenemos que confiar en él, ¿no?
Pero Harry no era el único con pesadillas, yo también desperté durante unas ocasiones a mitad de la noche bañada en sudor, casi siempre era la imagen de ver a mi familia muerta la que me atormentaba, pero de vez en cuando era yo quien me enfrentaba a una figura oscura sin rostro. Se lo conté a la profesora McGonagall cuando tuve la oportunidad, un día antes de irnos a casa.
-Las personas reaccionan de diferentes maneras a la muerte de un conocido, Sophie. - me explicó ella mientras tomábamos té en su despacho. - A pesar de que no conocías a Cedric de manera cercana, era tu compañero y resultaba normal ver si presencia en los pasillos o en el Gran Comedor. Es normal que la muerte te atormente, el miedo a la muerte tiene mucho que ver con el miedo al cambio, La inseguridad ante el cambio se intensifica al pensar en la muerte como algo desconocido, al reflexionar sobre ella como una amenaza desbordante, incontrolable e irreversible. Pero no debes dejar que eso se intensifique, tienes que afrontar a la muerte, quererla como a una amiga, así no te seguirá atormentando.
