8. Ataque del cowboy loco

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Luka y Weib se observaban fijamente en un concurso de miradas, ninguno de los dos dispuestos a apartar la vista del contrario.

-Esto que me has dicho... ¿Es cierto?

Luka maldijo internamente su incontinencia verbal mientras miraba sus manos entrelazadas en su regazo. De repente parecían mucho más interesantes que de costumbre mientras juntaba el dedo pulgar y el índice, al parecer tenía algo pegajoso entre ellos, pues se quedaban unidos un rato. Al poco tiempo, la sensación desapareció.

-¿Dudas de mí?

-Yo no he dicho eso...- la peli negra negó con la cabeza, intentando centrarse en el tema en cuestión-... Quiero decir, es que es difícil de creer...

-Cosas aparte, ¿has notado que tu hermano está demasiado activo?

-Y otra cosa, ¿no te había dicho que me llames a mí directamente en vez de a la guarida?

Así otro concurso de miradas comenzó, hasta que fueron interrumpidos una vez más por el sonido de la puerta abriéndose. Era casi tímidamente, como si quien hubiese tocado temiera entrar en un mal momento. Lo cual, conociendo a Weib, bien podría ser el caso de que haya llegado a asustar hasta a sus propios subordinados.

-Esto... Señor...

-¿Hm? ¿Qué pasa, Aiki?- dijo perezosamente el emperador blanco sin su abrigo característico.

<<Aquí hay algo raro- pensó Luka, mirando sospechosamente al hombre en traje de médico-. Pero no puedo decir exactamente lo que es.>>

-Verá, me temo que tengo malas noticias.

-¿Oh? ¿Es eso así?

El tono perezoso de Weib no era nuevo, pero esta vez estaba molestando a la peli negra, inquieta. Su rostro seguía tapado por su gorra, que había logrado recuperar de Sara por la mañana en una apuesta.

De no haber sido así, su cara habría quedado al descubierto.

Tampoco podía ser tan malo desde que era la pandilla de su amigo. Las pandillas estaban destinadas a formar una familia, y si esta era la familia de su viejo amigo, también era la suya.

Aún así era mejor tomar precauciones, como siempre le decía su hermano. Gracias a eso había logrado durar tanto tiempo en el pozo.

-¿Y cuáles serían esas noticias?

El escrutinio del rubio empezó en Luka al notar algo fuera de lugar en ella, era como si supiera que algo va a pasara pero no exactamente el qué. Al notarlo, la peli negra sólo podía hacer seguir en funcionamiento a su cerebro tan rápido como podía para encontrar un falla, algo que haya pasado por alto. Daba igual qué tan pequeño eso fuera, pero lo necesitaba ya.

-Tenemos un traidor infiltrado- dijo monótonamente Aiki. Y este poco tiempo que estuvo Acero Azul aquí, pudo adivinar que siempre era así.

-Parece que están de moda por estos días- ante la mirada de cuestionamiento de su subordinado simplemente le comunicó mediante gestos que lo dejase pasar-. ¿Y quién sería ese traidor?

Los oídos de Luka se crisparon, había oído algo extraño, como un reloj, pero mucho más grave. Una cuenta atrás, proveniente de un metal pesado en la zona sin vigilancia que era la espalda de aquel hombre que no conocía. Eso no la dejaba pensar con claridad en lo que necesitaba averiguar.

Algo raro, algo fuera de lugar

Una sonrisa sádica se encargó de deshacer toda la fantasía de su rostro sin emociones, y fue entonces cuando la chica cayó en cuenta de algo.

Biyu Rai, la doble vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora