Arrastrándose a la cocina, Luka se quedó mirando fijamente al hombre de pelo azul actualmente preparando el desayuno. Este vio a Luka tomando asiento en la mesa de la cocina y haciendo un pobre intento de mantenerse despierta.
-Buenos días, Lowell-comentó la joven con pereza, con la frente apoyada en la fría superficie de la mesa.
-¿Otra mala noche?
-Algo así...
-A este paso te saldrán arrugas, deja de fruncir ese ceño.
Con una leve sonrisa, Luka asintió. Ya estaba familiarizada con la extraña manera que Lowell tenía para demostrar su preocupación. En verdad supo escoger a un tipo bastante orgulloso, tanto de sí mismo como de la pandilla a la que pertenecía.
El teléfono de la cocina sonó, Lowell mirando de reojo y con las manos ocupadas en la comida.
-No te preocupes, ya lo cojo yo-dijo la joven, esquivando cómo podía los montones de libros desperdigados en el suelo.
Y para Luka eso fue lo mejor que pudo haber pasado en mucho tiempo.
Conocía a la perfección la voz del otro lado, grave y suave, amable pero fría. Sin duda alguna era Weib, su viejo amigo de la infancia.
-¿Quién eres?-dijo la chica, aparentando inocencia.
Su vida entera seguía oculta a su pandilla. Incluyendo al molesto emperador blanco.
-Ya sabes quien soy, Luka. Deja de fingir.
-Oh, ya veo, Likita...
-¿Eh? ¿Quién?
Con ganas de golpearse a sí misma por no pensar en ningún otro nombre posible aparte del de su médico en los Luna Azul, suspiró. Asintió levemente para no levantar sospechas en el cocinero, este ya le miraba lo suficientemente raro a diario.
-Sí, Lowell está preparando el desayuno. Se está asegurando de que tomo las verduras que me dijiste.
<<Entiendo... Muy inteligente. No es bueno que alguien sepa sobre ti, aunque tengan tu confianza.>>
Los pensamientos de Weib eran para bien, pero le molestaba bastante usar un código sólo porque Luka quería mantener cosas en secreto. No obstante, él lo entendía.
Oh, claro que él también lo hacía. Sobre todo cuando tenían que ver con el infame sombrero de copa, Liam, también conocido como el hermano de la mocosa Azul.
-Luka, necesito que vengas para hablar sobre un par de cosas que pueden ayudarte con cierto tema de salud urgente. La última reunión fue interesante, por decir lo menos.
Si bien todo lo que decía sonaba aleatorio e irracional, Weib se estaba asegurando de escoger cuidadosamente sus palabras para que el código secreto que ellos tenían entre sí no se malinterpretase.
Sencillamente, era más fácil decirlo que hacerlo.
-Veo. ¿Cuándo es la próxima revisión médica?
-Hoy a las nueve en mi consulta.
Era extraño, pues normalmente ellos establecían un punto de encuentro. Con un encogimiento de hombros, Luka dejó pasar ese pequeño detalle. El chico seguramente tenía sus razones.
Además, si lo había entendido bien, había ido a una reunión con algún posible aliado. Lo cual era improbable por el poco contacto del emperador blanco con otras personas, pero lo dejaría con el beneficio de la duda.
-Está bien, supongo. No me mandes muchos medicamentos, ¿sí?
-Tranquila, sólo tres o cuatro.