Pérdidas

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No sabemos cuánto tiempo llevarán caminando los demás, pero nosotros llevamos al menos dos horas...

Serán las tres de la mañana. Necesitamos dormir.

Entonces, los veo; al principio son sólo sombras, luego siluetas y por fin... mis amigos.

Están rescostados en el suelo. Con las mantas del campamento por encima.

Duermen como angelitos.

Los alemanes roncando, Lucy durmiendo con la cabeza apoyada en el hombro de Blake... simplemente, angelitos.

Nosotros estamos vivos, es lo que importa. No tienen por qué preocuparse más; ya tienen sus propios problemas.

Así que después de acordar entre nosotros que no contaríamos nada de lo que había pasado en el campamento: decidimos dormir un poco.

A la mañana siguiente, el sol me descoloca; me da directamente en los ojos y me ciega. Todavía tengo sueño, pero hay que continuar la marcha.

No parece haber nadie más despierto; excepto Hugo y yo.

Él está en la orilla del río, rellenando la cantimplora. No se da cuenta de que yo estoy justo detrás, así que le asusto y ¡se cae al río del bote que pega!

Ríe a carcajadas y le entra agua en la boca. Y por supuesto, se venga: me agarra del borde del pantalón y tira para que caiga al río.

Los dos, empapados, reímos y nos quedamos nadando en las aguas tranquilas.

Hace dos días que no me ducho: ésto me vendrá bien.

Me alegro de haberme acordado anoche de esconder la pistola en un arbusto. Si no, se habría mojado y no funcionaría.

-Hann, ¡te hecho una carrera!-propone él.

-Vale, ¿hasta dónde hay que nadar?-pregunto.

-No ese tipo de carrera de a ver quién llega antes.-explica.-Si no, que tenemos que correr hasta donde están durmiendo los demás y despertarles dándoles un abrazo; ya que estamos mojados: esa será la parte divertida. Cuántos más despiertes, más puntos tienes.

-Está bien.-respondo sonríente.-Yo doy la señal. Tres... dos... uno... ¡ya!

Apoyo mis manos en el borde de la orilla del río y empujo hacia abajo para darme impulso, y subir. No me cuesta mucho, y parece que a él tampoco así que corremos hasta el resto de nuestros amigos.

Yo empiezo por darle un abrazo a Jake y, éste se empieza a reír. Luego, le doy uno a Lucy, y casi me mata por despertarla así. Y continúo haciendo lo mismo con los demás.

Cuándo todos estamos despiertos, hacemos el recuento: nueve a nueve; empate.

-¡Wow!-dice Hugo.-Empate... eres una buena contrincante, Hann.

-Lo mismo digo.-sonrío.

Jake empieza a usar medicinas del botiquín para curar a Blake, que está mucho mejor. Parece que su herida ha cicatrizado bastante rápido.

Una vez todos listos, me escurro la camiseta y me hago un nudo con ella por encima del ombligo.

Hace mucho calor y estoy empapada: por lo tanto, es algo que agradezco mucho.

Todos empiezan a caminar, y yo me quedo un poco atrás, cogiendo mi pistola, que meto dentro de la mochila de Hugo para que nadie se entere; ya que yo perdí la mía en la mina...

-¡Aiva!-grito.-¡La mina! ¡Jake, aún no hemos averiguado nada sobre ella! Tenemos que ir. Recuerdo haber visto otro camino por el que no pasamos, ahora somos muchos, podremos resolver los acertijos más fácilmente. A demás, allí no nos encontrará nadie.

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