Estás Muerto

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Las lágrimas corren por mis ojos. Pero me armo de valor y me levanto para seguir buscando una salida.

Pasan los minutos e incluso, las horas. No parece que haya forma de salir. A no ser...

-Lucy.-la llamo con entusiasmo.-¿Crees que Blake está preparado para correr?

-Em... sí, supongo. Ha venido todo el camino hasta aquí corriendo.-explica.-¿Por qué lo dices?

-Porque no hay otra salida. Tenemos que volver por donde hemos venido.-indico mirando a la puerta de piedra.

-No sé si es una buena idea.-interrumpe Blake.-No creo que podamos volver a subir por el tobogán por el que bajamos.

-Ya, pero estamos en la mina.-explico.-¿No sabes que cuando se te cierra una puerta se te abre otra nueva? La otra vez que vinimos a este mismo lugar, todo había cambiado. Así que, a lo mejor nos hemos saltado alguna pista o alguna puerta en el túnel mientras corríamos.

-Puede ser. Pero, ¿y si esa cosa vuelve a intentar matarnos?-replica Hugo desde una esquina de la sala.

-¿A caso no lo ha hecho ya?-digo yo.-No sé tú, pero yo creo que ya hemos perdido a suficiente gente hoy. Si esa cosa quisiera matarnos, ya lo habría hecho.

-Bueno, pues tú eres la jefa.-dice Jake, un poco mejor, asomando una sonrisa.-¿Qué hacemos? ¿Cuál es el objetivo?

-Abrir esas puertas y correr mientras que revisamos las paredes. Y, el objetivo, que no nos maten. Suerte y... al ataque.

Hugo y Jake se levantan del suelo y abren poco a poco las puertas.

Lucy ayuda a Blake, y le da un suave beso en los labios a modo de despedida; por si algo pasa.

Las puertas se abren y la luz que emiten me deja ciega. Pero no sólo a mí, si no que a los demás también.

Entonces, la luz se atenúa. Y oigo a alguien gritar:

-¡Corred!

Abro y cierro los ojos sin entender nada.
Después, me doy la vuelta y veo que ya no estoy en la cueva oscura de piedra. Estoy fuera de la mina: en un lugar desconocido.

El suelo es de tierra y me paro a tocarlo para comprobar que es de verdad. No estoy en un sueño; más quisiera.

-¡Corred!

Entonces, distingo la voz: es de uno de los alemanes, Christopher.

Me doy la vuelta poco a poco. Y veo que no estoy sola.

Veo a mis amigos corriendo y gritando, al mismo tiempo; y detrás suyo, una gran nube de polvo los sigue. Parece como si hubiera un montón de animales corriendo y levantando la tierra del suelo.

Pero los únicos seres vivos, somos nosotros; huyendo de la realidad.

Veo un pueblo a lo lejos, y corro viendo que mis amigos me siguen. Pero la tormenta de arena nos sigue, cegándonos y aturdiéndonos.

Yo fijo la mirada en el pueblo fantasma al que intento llegar viva.

No parece haber nadie. Hay casas en ruinas y totalmente demolidas, pero aún así albergo la esperanza de encontrar a alguien que nos ayude.

Mis piernas no se detienen: corren como nunca, llenas de vida. Llevo un tiempo sin comer, pero no me importa; mi energía no disminuye.

La adrenalina crece en mi interior. Y entonces, me doy cuenta de que es el miedo; miedo a morir.

Puede que ahora mismo solo estemos huyendo de una gran nube de arena que parece ser empujada por el viento. Pero después de haber estado en la mina... una no se espera lo que puede pasar.

Estás MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora