Capítulo 5

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Los rayos del sol que entraban por su ventana lo despertaron, al abrir los ojos un fuerte dolor de cabeza lo sacudió y se maldijo por haber tomado tanto. Se levantó, tomó un baño y bajó a desayunar, pidió unos chilaquiles para la cruda. Después de comer y tomarse unos analgesicos, salió camino para la empresa. Rogaba a Dios que Elena estuviera ahí. 

Cuando llegó se llevó una gran sorpresa, en lugar de Elena estaba Alma, la secretaria de su socio. Al verla pensó lo peor, y se maldijo internamente por haber sido tan impulsivo. Intentó trabajar pero por mas que trataba no podía concentrarse, Elena era todo en lo que pensaba así que decidió ir a buscarla. 

Llego a casa de Elena, se quedó en el coche unos minutos pensando si bajar o no, después de pensarlo se bajó y tocó a la puerta. Cuando Elena abrió la puerta los dos se quedaron sin habla solo quedaron mirando sin decir nada. 

Puedo pasar? 

Que haces aqui, no deberias estar trabajando, - le dijo sin dejarlo pasar 

Debería pero no puedo concentrarme, no puedo dejar de pensar en ti

No me digas, - le habló con tono sarcástico, - ¿Ahora no puedes dejar de pensar en mi?

Tal vez te suene como una completa locura, pero es la verdad,-hizo el amague por acercarse pero ella no se lo permitió.

Ni siquiera hagas el intento de acercarte Santos, - le advirtió con el dedo índice apuntando al cielo. Se sentía nerviosa, no podía negar que tener a ese hombre frente a ella le removia algo dentro de sí y eso precisamente era lo que más le asustaba. 

Elena, solo te pido que me des cinco minutos para hablar, - ella lo pensó más sin embargo no contestó y él se tomó su silencio como un “Si”, - Yo se que todo ahora parece una locura, pero hoy cuando llegue a la empresa y no te vi, me sentí muy vacío como si de repente tu me hicieras falta. 

Estas delirando verdad, - chasqueo la lengua como restando importancia al asunto cuando por dentro estaba vuelta un racimo de nervios.

No, no estoy delirando, - como por reflejo la tomo por la cintura y la incrustó contra su fornido pecho, - De ser así no pudiera hacer esto.


Y luego de esas palabras lo que vino fue un beso de esos que tal parecía que lo habían anhelado durante toda la vida. El comenzó a comerle la boca con toques ardientes que parecían quemar los labios de ambos, ella al principio no correspondio pero al sentir aquella ávida lengua saborear su paladar sin tregua no se pudo resistir. 

La tenía sujeta por la cintura con tal fuerza que no le permitía escaparse de su agarre. Sus lenguas se ensalzaban en la otra en un baile erotico. Las grandes y varoniles manos la estrechaban muy cerca de su pecho, la quería hacer parte de él, de su piel. 

¡Estás loco!, - cuando cayó en cuenta de la magnitud de la situación se apartó y le dio sonora cachetada, - en tu vida vuelvas a hacer algo como esto Victoriano Santos

No entiendo, tu tambien me correspondiste

¡Pero tu me obligaste!, - se defendio

Yo no te vi muy obligada que digamos, - alzó sus brazos en señal de redención,- pero esta bien, vamos a dejar el tema aquí porque no vamos a terminar en buenos términos, - se arrimo a ella y cerca de sus labios le confesó, - pero sepa que no me arrepiento de nada de lo que hice, - hablo haciendo alusión a los besos que habían compartido.

Maldito..- farfulló por lo bajo al verlo dar una vuelta sobre sus talones camino a la salida. 

Ah una cosa mas, por favor regresa a la empresa, en verdad no es lo mismo sin ti,- y sin mas salio de ese lugar. 

Amor BravioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora