Te Regalare Un oso

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Aveces conducía la vieja camioneta que Jin young me había comprado.

Pero la mayoría de las veces caminaba porque sabía que Kook estaría esperándome.

Podía contar con ello. No necesitaba ninguna explicación, simplemente era así.

Unos días después, por supuesto que estaba allí. De pie en la sombra de un viejo olmo, la luz del sol se filtraba  entre las hojas y bailaba en sus brazos y cuello. Antes había sido pequeño, ese primer día. El cachorro de la manada, el pequeño tornado. Pero ya no. Parte de ello se debía a la genética, parte porque se estaba volviendo el Alfa. Se había convertido en él mismo, y sé que escuchó el momento en que mi corazón se agitó por su presencia, porque sonrió como si eso lo complaciera.

–Hola, Kook.

–Hola. Hola, Yoon.

Me detuve frente a él, inseguro. Solo había pasado una semana desde esa… cosa. Esa cosa que había comenzado. Esa… cosa entre los dos.

–Hola –repetí como idiota, las palabras se secaron sobre mi lengua.

Nos miramos fijo. Era estúpido.

–Esto es raro ‒dije.

–Quiero llevarte a una cita –dijo Kook al mismo tiempo.

Me ahogué con mi propia lengua y tosí.

–Sí, claro –logré decir finalmente –Bien. Sí, suena genial. ¿Cuándo? ¿Ahora? Podemos ir ahora.

–¿Ahora mismo? –sus ojos se agrandaron.

–¡No! No, no quise decir... Ya sabes, podríamos…

–Oh, bueno. ¿Tal vez? Podríamos… ir a algún lugar.

–¿Vas a traerme más animales muertos o mini panquecitos? –solté. Luego hice una mueca de dolor –Tú… ah. No es necesario. Ni siquiera logré probar alguno de los mini panquecitos porque los muchachos del taller se los comieron todos. A excepción de Jin Young, él solo se los quedó mirando.

–¿Quieres más animales? –me miró con extrañeza –¡Puedo ir a buscar más ahora mismo! Te traeré otro venado o un oso. ¡Te traeré un oso! –y comenzó a quitarse la ropa.

–¿Te estás desnudando? –exclamé, porque toda esa piel.

–¿Qué cosa? –preguntó, ya sin camiseta.

–¡Tienes diecisiete! –me aferré a la única cosa que tenía sentido.

–No por mucho tiempo –dijo con voz profunda, porque estaba mirándome de manera lasciva.

–No necesito un oso –afirmé en vez de enfocarme en su actitud.

–¿Ciervo? –preguntó.

Sacudí la cabeza porque la idea de verlo arrastrando un ciervo del  bosque y dejarlo frente a mi jardín me revolvió el estómago.

–Deberías volver a ponerte esa camiseta.

–¿Por qué? –preguntó mientras me miraba con los ojos entrecerrados.

–Porque… ya lo sabes. Por todo eso –sacudí mis manos mientras señalaba todo su cuerpo.

–¿Todo esto? –sonrió con malicia.

Y era malvado. Flexionó su pecho. Jugaba sucio...

–Sí. Por todo eso –logré decir.

–Podríamos… ah. Ya sabes –dio un paso hacia mí.

Agitó sus cejas y pensé, mierda.

–O podríamos esperar a que cumplas los dieciocho –di un paso hacia atrás.

𝙷𝚘𝚠𝚕𝚒𝚗𝚐 𝚆𝚘𝚕𝚏  (𝚈𝚘𝚘𝚗𝚔𝚘𝚘𝚔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora