Aqui Sangraron

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-Se ve bien -dijo Jin Young, de pie en el umbral de la oficina.

Me congelé, no lo había oído acercarse. Habían pasado tres días desde su regreso, y había hecho lo imposible para evitarlos, al menos hasta acomodar mis pensamientos. Me quedé en la vieja casa, Kook y los otros se quedaron en la principal.

Soojin y Mark iban y venían entre ambas, pero al caer la noche, nos quedábamos en nuestras casas separadas. No sabía qué iría a pasar durante la luna llena, en tan solo un par de días. Con suerte, habría tomado una decisión sobre cómo proceder para ese entonces, o terminaría con mi cabeza fuera de mi trasero. Prácticamente lo mismo.

Hoseok había llamado al este para que la Alfa Bae supiera que Kook y los otros habían regresado. Tenía preguntas, pero Hoseok no pudo responderlas. De hecho, no había hablado con Kook, fuera de su confrontación inicial el primer día. Se pasaba la mayor parte del tiempo conmigo, en la vieja casa. El resto de la manada iba y venía, como lo hacían siempre. Sentían el tirón hacia mí, pero no era tan fuerte como en el caso de los lobos. Dado que era normal para los humanos irse al mismo tiempo, generalmente tenía a uno o dos lobos conmigo. Pero no había hablado con ellos. Ni siquiera los había visto en realidad, más allá de un vistazo o dos. Hubo un momento en el que me topé con Jin cerca de la vieja casa, cuando regresaba del taller, y en todo en lo que pude pensar, más allá de su exterior áspero, fue en la forma que había reído cuando Kook descubrió que él fue el primero en besarme. La forma en la que había corrido a través del bosque. La forma en que Taehyung me había llamado papá con ese tono irónico suyo. Todo era tan simple antes.

Jin abrió la boca para decir algo, pero solo asentí con la cabeza y lo esquivé. Pensé que iba a acercarse e intentaría detenerme, pero no lo hizo, aunque pude sentirlo mirándome fijamente mientras ingresaba y cerraba la puerta detrás de mí.

No vi a Kook, aunque eso no significaba que no me estuviera observando. No le pregunté a Soojin o a Mark sobre ellos, tampoco se habían ofrecido a decirme nada. Pero si no estaban en la vieja casa, sabía en dónde estarían.

-Se ve bien -dijo Jin Young y me paralicé por encima de las facturas de expensas que había estado mirando por la última hora.

Levanté la vista lentamente hacia él y me invadió un extraño déjà vu al verlo allí. Fue como si estuviera chequeando cómo estaba y cómo iban mis deberes de la escuela, no me dejaría salir al piso del garaje a menos que pudiera hacer una lista de siete hechos del maldito Stonewall Jackson, y no es tan difícil, Yoon, tú puedes hacerlo, vamos.

Con la diferencia de que este Jin Young no era ese Jin Young.

Este Jin Young era más duro de lo que el otro Jin Young había sido. Tenía líneas alrededor de sus ojos, más pronunciadas que antes. Tenía treinta y ocho años, y los últimos tres no habían sido misericordiosos, aunque fuera más grandote ahora. No sabía si tenía que ver con la manada a la que pertenecía, o si no hicieron nada más que ejercitarse todo el tiempo que estuvieron fuera. Sin embargo, fueron sus ojos los que más me impactaron. Siempre habían sido vibrantes y brillantes. Rápidos para pasar al enojo y encenderse cuando estaba feliz. Ahora eran pesados y planos, y estaban ligeramente hundidos.

Este era un Jin Young que había vivido duramente los tres años que pasaron. No quería saber las cosas que había visto, las cosas que había hecho. Lo que traía puesto no ayudaba a su nueva imagen. No era su ropa habitual de entrenamiento, tampoco su camisa de trabajo con el nombre bordado en el pecho, nada de pantalones azul marino. Tenía unos pantalones vaqueros y una camiseta ajustada a su pecho, con una chaqueta de cuero color café por encima, con el cuello dado vuelta.

-Sí -respondí, porque no sabía cómo comenzar -Lo hemos hecho bien.

El no gracias a ti quedó implícito, pero él lo oyó, aun cuando no tuve intenciones de decirlo de esa forma.

𝙷𝚘𝚠𝚕𝚒𝚗𝚐 𝚆𝚘𝚕𝚏  (𝚈𝚘𝚘𝚗𝚔𝚘𝚘𝚔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora