LA MANSIÓN JEON

[16]

El día estaba comenzando y Seokjin había despertado con un dolor de garganta bastante molesto. No quería levantarse pero tenía clases y el día libre, o más le valía que Jungkook esta vez si le diera el día libre. Después de un par de minutos que le tomó alistarse, salió rápidamente para el salón donde tomaba sus clases llevándose la sorpresa de que SoMi estaba ahí con unos bocadillos.

—Buenos días pequeño.~ La contraria se acercó bastante emocionada dándole uno para que comiera, repitiendo la misma acción con su profesor.

—Oh, que linda eres Som...

—No es nada, sé que es tu día libre y debes comer algo antes de que te vayas.~ La chica añadió bastante contenta comenzando a comer a su lado, así lo hicieron por el resto de la tarde.

Para cuándo acabaron las clases, Seokjin tomó unas cuantas monedas para poder pagar el transporte público hasta casa, pero antes de que si quiera pudiera salir de la residencia, ya un auto lo estaba esperando.

—Joven Seokjin, estoy a sus órdenes por el día de hoy.

—Oh no, no puedo aceptar eso Javier. ~ Aquel chico reconocía a Seokjin, ya que un par de veces se habían saludado en su área.

—Claro que puede, el señor Jeon me lo ha pedido y si no accedes, nos va a ir muy mal.~ Añadió a modo de broma haciendo que el chico soltará una pequeña risa.

—De verdad, no quiero tus servicios, puedo hacerlo solo.

—¿Que tiene de malo un auto para ti solo?.~ El pelinegro se posicionó atrás del menor quien se sobreexhalto pero no dejó que el contrario lo notara.

—No tiene nada de malo, pero me siento vigilado.

—Si te sientes vigilado, la siguiente parte no te va a gustar.

—Ah, genial, tenemos siguiente parte. ~ El tono de Seokjin fue muy sarcástico a lo cual el pelinegro negó riendo un tanto sínico.

—Sí, si hay parte dos. Vámonos Javier, que se nos hace tarde.

—¿qué? No.

—¿No qué?, Mira Jinnie, no tengo tiempo para tus excusas tontas de que si quieres o no quieres que vaya. Alisté el día para poder acercarme a uno de mis empleados. Es el día de "conoce tu personal".

—Las mentiras no se le dan en lo más mínimo, Señor Jeon.

—Pues a tí, se te dan muy bien.—El comportamiento del señor de la casa lo dejó desconcertado a lo cual no tuvo más remedio en subirse a aquel auto aún no aquella intriga sobre la última frase del mayor, quien se sentó del otro lado mirando por la ventana.

Sin duda no sabía que hacer, o como actuar, se sentía intimidado y acosado, además de avergonzado. Las cadenas, los anillos, la ropa fina que el contrario utilizaba, así como el porte que se cargaba, era un sujeto bastante imponente. Su cabello perfectamente arreglado y sus lentes formales. ¿Porqué? ¿Porque tenía que venir con él? ¿Porque de esa manera? ¿Acaso quería avergonzarlo? A su lado, no era nadie. Sus pensamientos fueron frenados de golpe por el mismo señor Jeon quien le miraba curioso.

—Te pregunté si desayunaste ya.

—Sí, bueno SoMi hizo unos aperitivos.

—Eso para mí es un no.— Dió indicaciones para que el chófer los llevara por algo de comer y Jin se distrajo mirando las recetas de su hermano para tachar lo que le hacía falta y buscar lo que más necesitaba.
Jungkook intrigado miraba aquel rostro fino del chico quien estaba sumergido en sus pensamientos. Le dió espacio mientras contemplaba los tachones que hacía en el papel y las extrañas formas en las que miraba sus dedos. Suposo que hacía cuentas.