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A la mañana siguiente, Seokjin iba tarde a sus clases. "Cómo que ya se te está haciendo costumbre".—Pensó para sus adentros mientras iba a prisa por los pasillos, justo encontrándose con la última persona que hubiera deseado, Jungkook.

—Buenos días.— Dijo casi inaudible, caminando a prisa, más bien corriendo del lugar pero el pelinegro solo lo dejó pasar, tallaba fuerte su cabeza, tenía una horrible jaqueca. Seokjin por otra parte,agradeció que el pelinegro no le detuviera, ni siquiera tenía cara para verlo.

Por otra parte Hoseok se encontraba laborando cerca de la entrada cuando miró a aquella chica fan familiar y no dudó en acercarse.

—Hey, te recuerdo. Eres la chica que vino con la familia de Seokjin...

—Oh sí, sí. Me acuerdo de tí Hoseok, soy Soomi.

—¿Que tal todo? A qué se deben las visitas tempranitas.— Soltó una risita a lo que la chica se sintió en confianza.

—Oh bueno, es que han llamado a la casa de Seokjin preguntando por una ficha que curiosamente yo tenía.

—Eso es grandioso.— Tomó por sorpresa al castaño quien dejó ver una sonrisa reluciente. — Entonces te vas a quedar con nosotros.

—No es oficial, vine a conversar, no quiero emocionarme o adelantarme, soy menor de edad también.— El rostro del castaño hizo una ligera mueca, no quería desanimarla, pero dentro de él pensaba que si bien ya era un gasto costear la escuela de Seokjin, no pensaba realmente que el dueño pagará dos escuelas, a empleados.

—Bueno, te deseo todo el éxito del mundo SooMi, solo un consejo, no le tengas miedo a la señora Noemí, a veces es de carácter fuerte. No te dejes intimidar.— Puso una mano en su espalda ambos comenzando a caminar hasta la entrada de la casa.

—Gracias Hoseok.... — La chica comenzó a subir las escaleras para adentrarse en la lujosa casa, todo era inmenso, en su rostro reflejaba un entusiasmo gigante, parecía estar en un castillo de Disney como los que solía mirar cuando más pequeña. Sentía que estaba en un lugar irreal, todo pensamiento fue interrumpido por la señora Noemí, que efectivamente la miró con mucha seriedad levantando una ceja.

—Jovencita, ¿Que estás haciendo aquí? ¿Quién te ha dejado pasar?

—Oh, señora, muy buenos días, me han llamado, bueno en realidad no a mí, sino a la casa de los Kim.— El nerviosismo de la chica solo hizo que la señora Noemí curveara sus labios en una sonrisa, aquella chica le recordaba a su fallecida hija.

—Puedes calmarte, escucho atenta.

—Disculpe, es la emoción, lo que quería decir es que mi nombre es Soomi, y fui contactada por medio de una llamada a los Kim, porque tengo un número de ficha que aparentemente necesitan.

—Oh sí, recuerdo algo de lo que me estás contando, el señor de la casa te mencionó, pero el tema quedó inconcluso, no sé que trabajo podría darte, pero por el momento necesito tus datos, edad, y que llenes la hoja de tus habilidades para pensar en qué área podríamos colocarte, la casa es inmensa, algún trabajo podemos encontrar para tí.— Se quedó mirando a la chica quien se mordió el labio mostrando un poco de angustia.— ¿Te sucede algo?— La chica volvió en sí y suspiró pesado.

—Cuando me contactaron, creí que podría ser por una segunda oportunidad...

— ¿Y como le llamas a esto, cariño?

— Es que, creí que los datos no serían necesarios esta vez....

—Si no obtengo tus datos, no puedo darte de alta en nuestro sistema y si algo te sucede no sabríamos que hacer.

LA MANSIÓN JEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora