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—Y cuéntame Seokjin, ¿Te está gustando el trabajo?.— Con mirada fija en el camino, la chica trataba de hacerle plática al contrario quien iba demasiado callado en su asiento mirando por el lugar.

—Oh... Pudo ser peor, estoy aprendiendo mucho y estoy conociendo personas muy agradables.— Soltó como cortesía mientras que la chica sonreía ampliamente mal interpretando aquellas palabras.

—Eres muy joven Jin, no entiendo cómo es que tienes el trabajo, o quizá eres un famoso traga-años.— Soltó una risita a lo que el menor negó rápidamente y rió enseguida.

—Tengo 17 años, pero creo que la vida me ha hecho madurar pronto.— La chica se asombró ante esa respuesta y se puso colorada de las mejillas por unos segundos.

—Vaya, que alguien llame a la policía, estoy raptando a un niño — Soltó en modo de broma a lo que Jin comenzó a reír.—

—Sé que no debería pero.... ¿Cuántos años tiene usted?.

—Primero, me agraria si no me hablas de usted, me siento una señora aparte de que a tu lado creo que lo soy.—soltó riendo.— Tengo 22 años, pronto 23....

—Estas muy joven, te ves muy pequeña.— Animó el contrario y posó su vista al lugar donde estaban entrando. Nunca había ido a una plaza, no a una dónde solo habría gente con dinero.

—Vamos Seokjin, no sientas pena, solo quiero invitarte un café.

—No creo que debería, ya sabe, no me siento cómodo para una salida, mi atuendo....

—Seokjin, la gente no se basa por como viste, pero si quieres podemos pedirlo en ventanilla.— Al notar la expresión más relajada del menor optó por esa opción y manejó hasta el lugar. Pidió ambos cafés y un par de rosquillas, busco un buen lugar con sombra para estacionar el auto y comenzó a platicar con su contrario mientras desayunaban.
Después de saber un poco sobre la vida de Seokjin y de degustar esas deliciosas donas, entendió un poco más que era lo que sentía. Ella se estaba dando cuenta que el pequeño era una persona interesante y físicamente demasiado atractivo, no iba a presionarle pero algo estaba sintiendo. Seokjin por el contrario volvió en sí, buscando sus pequeñas anotaciones y su pago.

—Debo ir a alguna farmacia, debo comprar las medicinas de mi hermano.— Comenzó a alterarse y la chica encendió el auto tratando de tranquilizarlo.

—Podemos pasar a comprar todo lo que necesites, descuida. Te llevaré a tu casa.—

Así lo hizo la chica, se detuvo en una farmacia, escuchó atenta al chico pedir tantos medicamentos y sintió un poco de pena por él cuando toda su semana se había ido y todavía no compraba ni la mitad de los que necesitaba, ella pidió los siguientes y los pagó, el menor negó repetidas veces pero fue ignorado. Cuando ambos volvieron al auto Jin no sabía cómo agradecerle por aquello.

—Te prometo JiSoo que voy a pagartelo, mi siguiente pago es tuyo.—

—Tonterias Jin, anda dame tu dirección.— Una vez más el carro se puso en marcha y al llegar a las calles cercanas JiSoo comenzó a poner un poco de mala cara.—

—No tienes que llevarme hasta allá.— Seokjin un tanto apenado la miro pero ella solo sonrió.

—No, no, perdóname, no quiero ser grosera pero es que jamás he venido por estos lados.

—No te culpo, osea , a qué vendrías?.— Soltó un poco a broma el contrario pero la chica no lo capto del todo y le miró nuevamente.

—Oye, está bien... —Se detuvo ante una pequeña casa, parecía decente y bien cuidada, incluso estaba pintada con colores brillantes, era una de las mejorcitas en esa calle. Bajó como pudo y uno de sus tacones se dobló ante las piedras, Jin no pudo evitar reírse bajo después se disculpo por ello.

LA MANSIÓN JEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora