En una cotidiana y tranquila Casa de Té, se encontraba una pareja explosiva y peligrosa alterando la paz que solía tener un lugar como aquel. Cuerpos heridos y golpeados estaban en los suelos de dicho local, mesas rotas e incluso el azulejo estaban dañados, obra hecha por aquel par. El temor se apoderó de los comensales y éstos dos parecían simplemente reír, y disfrutar la escena... juntos.
—Si te preguntan quien hizo esto, diles que fueron Sasuke Uchiha y Sakura Haruno—la pelirrosa ordenó, mientras apuntaba al individuo que tenía como presa con su peligroso puño.
—Sí-sí... Señora.
—¡¿Qué acabas de decir?!—gritó aquella chica, su puño iba directo a la cara del pobre dueño y fue detenido por su acompañante.
—Sakura.—Pronunció su nombre para tranquilizarla y automáticamente el rostro de ésta se suavizó.
—¡Me dijo "señora"! ¿Quién se cree que es?
El azabache activó su sharingan y se dirigió al tembloroso dueño que estaba observándolos con pavor.
—Que sea la última vez que te dirijas a mi mujer así, pedazo de mierda—lo aventó con rudeza contra la pared y Sakura sonrió ante ello.
El Uchiha notó aquella sonrisa de su acompañante y la tomó por la cintura con brusquedad. Los sus ojos esmeraldas de Sakura brillaron, y lo miró con sorpresa.
—¡Eres el mejor! ¿Lo sabías, Sasuke-kun?—Sakura rodeó su cuello y sus ojos brillaban cada vez más al verlo.
Sasuke desactivó su sharingan y soltó una corta risa al ver a su pequeña y hermosa mujer. El temperamento de Sakura era algo de temer: no sabías cómo podía reaccionar y cuando cambiaba constantemente, pero al simple tacto de Sasuke, su mirada y humor cambiaban drásticamente, convirtiéndose en un ser dulce que solo existía para Sasuke. Era el poder que Sasuke tenía sobre ella, de la misma forma que Sakura tenía el poder de sacarle una sonrisa sincera.
—Dilo otra vez—ordenó Sasuke.
—¿Decir qué?—lo miró con ternura, fingiendo no saber a lo que se refería.
Sasuke arqueó su ceja y Sakura rió.
—¡Sasuke-kun!—dijo con ternura aquella chica y éste sonrió con satisfacción.
Sus bocas se acercaron y se unieron con ternura, e incluso con una pizca de sensualidad ferviente que resurgía cada vez que sus pieles tenían contacto. Sus labios se sincronizaron y Sasuke apretó la cintura de su chica con más fuerza. Al probar sus labios, se paralizaba sus mundos y se volvían presos de sus deseos. Mientras que Sasuke Uchiha y Sakura Haruno tenían un precioso momento entre ellos, el local estaba hecho un desastre, obra por la pareja y el dueño, que estaba de espectador, temía por su vida al ver los cuerpos de los comensales de su local desangrarse frente a él, y ellos parecían estar en una interminable luna de miel.
Se separaron de ese beso tan único y enseguida una sonrisa apareció en sus rostros. Pensaban que cada vez que se besaban, creaban un universo alterno en el que las estrellas solo existían para ellos y los iluminaban. Jamás parecían saciarse de ellos mismos y estaban locos de amor. Los besos de Sakura, para Sasuke, eran magia que lo embelesaba. Se tomaron de la mano y salieron de aquel lugar, sonrientes y satisfechos de la obra de terror que dejaron detrás de ellos.
Así era la pareja.
Viajaban por el mundo ninja, alterando la seguridad que tanto costaba mantener mientras buscan información de Uchiha Itachi, el asesino del Clan.
—Otro lugar donde no tienen información de Itachi Uchiha—comentó Sakura con fastidio—No puede esconderse por siempre.
Sasuke frunció el ceño.