feliz día de san Valentín !!
Recordó cuando su cabello rosado lo envolvió en aroma de cerezos por primera vez. Ni siquiera pudo pestañear del asombro. ¿Aquel cabello rosa era natural? ¿Será alguna de sus nuevas alumnas? Ella corría tratando de alcanzar el tiempo pero la campana ya había sonado hace más de un minuto.
—¡Lo siento!—se disculpó y una sonrisa apurada se le escapó de los labios.
Desde entonces, atesoró esa imagen de su falda movediza y piernas pálidas moviéndose por el pasillo.
Y fue un martirio cuando se dio cuenta que aquel cerezo hermoso iba a ser su alumna. El profesor Uchiha siempre tenía que acomodarse su corbata cuando se quedaba más de un minuto viendo a Sakura: juraba que se le iba el aire al verla ser ella misma, ¿cómo es que no se daba cuenta el poder que tiene? ¡Por eso todos los mocosos de la preparatoria estaban locos por ella! Más aún con aquel uniforme que ponía patas arriba al Uchiha. En cada maldita clase se le iba el aire y sentía una vibración en su entrepierna que desconocía...
Hasta que llegó el día. 14 de febrero. Día de San Valentín. El instituto estaba vuelto loco, las excesivas decoraciones le provocaban una jaqueca horrible y también el espíritu jovial de los alumnos lo hacían sentir un amargado solitario.
—Qué día de mierda.—Masculló al momento que pasaba caminando por los pasillos.
Pero una situación captó su atención antes de entrar a su salón favorito, donde siempre veía a su cerezo preferido.
—Sakura, quería entregarte esta carta porque... Me gustas.
El Uchiha alzó la ceja y dio un paso atrás para poder husmear. No era propio de él, claro que no. Pero Sakura lo sacaba de sus casillas de una manera indescriptible. ¿Quién era el que trataba de conquistarla?
—Oh... Ya veo—la pelirrosa susurró dudosa pero ruborizada.
—¿Quieres ir a una cita conmigo? ¡Claro, después de clases!
Aquel rubio era de otra clase. No era más que un tonto que apenas y sabía leer. No tenía oportunidad con su Sakura, ella jamás diría que sí...
—¡Claro!—accedió alegremente.—Tengo que ir a clases, te veo más tarde.
Se dio la vuelta y antes de entrar, se encontró con el profesor que volvía loca a cualquier alumna.
—Un minuto tarde—dijo roncamente el Uchiha—No debería ni dejarte entrar al aula, Sakura. Conoces bien mis reglas.
Sakura alzó sus cejas viéndolo con suplicio.
—¿No debería pero me va a dejar entrar?—dijo con ternura.
Por obra de magia —o seducción—, se le escapó una sonrisa al azabache.
—No puedo decirte que no... Sakura.
Ella sonrió y aplaudió de manera infantil, aunque en su estómago sintió un remolino de sensaciones. Sabía que era el profesor más atractivo del instituto —o posiblemente el único—, pero podía sentir su mirada y ella jugaba con ojos guiándolo por su pequeño cuerpo. No sabía si él estaba enterado que ella lo hacía pero de todos modos, lo realizaba.
"Sakura", nunca había dicho su nombre tan profundamente. Apretó sus piernas, sintiendo un bochorno inusual. Pero en cuanto levantó su mirada, se encontró con el profesor Uchiha... viéndola.
¿Por qué tienes que buscarme con esa mirada que me envuelve y con esa falda que me hace despertar sentidos que ni yo mismo conocía? Pensó el profesor, y se deshizo de su saco.