Advertencia.
- Temas sensibles, como el suicidio.
El teléfono sonaba. Sasuke se disponía colocarse su set de audífonos para atender la llamada después de haber disfrutado sus quince minutos de pausa de tan agobiante trabajo.
Un sollozo irrumpió la línea telefónica al segundo de haberla tomado.
—Por favor, ayúdame.—Aquella voz era femenina, se escuchaba suplicante.
—Por supuesto, estamos aquí para ayudarte. ¿Podrías decirme tu nombre si no te molesta?
A pesar de que el azabache solía ser una persona fría, pero desde que tomó horas y horas de capacitaciones para su voluntariado en la Línea de Prevención del Suicidio, había podido mejorar su tacto y suavidad a la hora de darles apoyo a los que acudían por ayuda.
—Sa... Sakura.—Su voz era quebradiza, incluso débil y a duras penas audible.—Ya no sé qué hacer con mi vida... Todo duele demasiado... Siento que ya no puedo soportar tanto sufrimiento...
—¿Qué te hace pensar eso, Sakura? Puedo llamarte así, ¿cierto?
—Sí-sí...
—Cuéntame, Sakura. Estoy para escucharte.
El Uchiha estaba listo para comenzar a teclear y llenar la célula de información de la chica con la que hablaba. Era un protocolo.
Un sollozo volvió a interrumpir el habla de la chica.—Todo. Absolutamente todo. Estoy tan sola. La soledad me pesa... Por Dios, ¡soy tan patética! Ni siquiera tengo con quien hablar de lo miserable que me siento, todos me han dejado sola...
—Sakura, aquí me tienes. Estoy para escucharte y apoyarte. No estás sola.
Una risa, llena de nervios y una pizca de ironía apareció en la voz de ella.
—¿Ves? Tengo que llamar a una línea para poder hablar con alguien...
—Eres una persona fuerte, Sakura. Necesitabas ayuda y fuiste tan fuerte que la buscaste.
—¿Fuerte?—Rió sin gracia, y de manera seca.
—Sí, eres una persona fuerte, Sakura.
—... Nadie me había dicho aquello...—dijo, pensativa. Su voz sonaba más calmada y eso había aliviado al operador.
—¿Quieres seguir contándome cómo te sientes, Sakura?
Ella suspiró, dispuesta a proseguir.
—... La vida me abruma... Y la soledad también. A veces estoy rodeada de muchas personas y me siento tan sola... Debo ser fuerte, para atender a mis padres... Siempre consideré que hablar de mis problemas no era lo correcto. No debo verme débil pero aún así, lo soy...
—Hablar de cómo te sientes no es debilidad, es un acto que sólo los valientes hacen. ¿Sabes que quieres decir eso, Sakura?
—... ¿Qué?
—Que eres valiente.
Ella esta vez rió de manera diferente.
—Sé que es parte de tu guión pero... Me has hecho sentir un poquito mejor.
—Me alegra saber que te sientes mejor, Sakura.
—Debes pensar que soy patética.
—No pienso eso.
—¿Cómo le haces para ser tan sereno? Quiero esa fortaleza... Como esos personajes de las películas que siempre dicen lo correcto.
—Deduzco que te gustan las películas.