Capítulo 1

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Harry

Sábado 28 de Septiembre, 2013.

El aire frío que me golpea en la cara me estremece un poco, aunque no estoy muy seguro si se trata de eso o del hecho de que lo veré de nuevo.

Jamás creí que todo esto pasaría cuando me alejé de él. Creí que todo mejoraría y que ambos podríamos recuperar nuestra vida, pero me equivoqué. Él ya no tenía una vida.

Ha pasado un año y medio desde la última vez que lo vi. Año y medio sin saber de él, sin verlo, sin acariciarlo, sin besarlo, sin escuchar su voz, sin su risa; año y medio sin mi complemento. Aún no termino de comprender como es que he sobrevivido sin él.

–Harry, que gusto me da verte —me recibe Jay en la entrada de su casa.

Apenas ayer volví a hablar con ella, está tan nerviosa como yo de saber que es lo que sucederá apenas me vea Louis.

–También me alegra verla, Jay. ¿Qué indicaciones dió el médico?
–Demasiadas, en realidad —responde acompañado de un suspiro—. Es necesario estar al tanto de todos sus comportamientos y no abrumarlo con tanta información por el momento.
–Entiendo.

Entramos a la casa y me ofrece tomar asiento en el sofá; acepto y acerca un poco de té para ambos. A Louis le gustaba tomar el té, de manzanilla con limón endulzado con una cucharada de miel.

–Escucha, Harry —me llama Jay obteniendo toda mi atención mientras toma asiento frente a mi—. Louis está muy irritante y sensible, apenas ha logrado hablar un poco conmigo desde que salió del hospital.

Me remuevo incómodo en mi lugar y doy un sorbo de té con una negación de cabeza.

–Es que insisto en que es una pésima idea —replico—. Jay, acaban de darlo de alta ayer, necesita tiempo.
–Lo sé, pero el doctor Liam dijo que...
–Jay —le interrumpo—, el doctor solo está intentando experimentar con Louis para ser él quién se lleve el título de mejor psiquiatra con nuevos descubrimientos, y nosotros lo estamos permitiendo.

La pobre mujer frente a mí se tapa la cara con ambas manos para después acomodarse el cabello detrás de la oreja con frustración. Esto ya es horrible para mí, no quiero ni imaginarme cómo se siente ella.

–¿Entonces que se supone que haga? —pregunta rendida— No puedo cambiar de médico así como así. Liam tiene su historial clínico, lleva todo su proceso y además, Niall es el único que se ha ganado la confianza de mi hijo, y él no va a dejar de trabajar con Liam solo para ir con el médico que pueda llevar el caso.

Tiene razón, pero ver los métodos a los que someten a Louis me consumen el alma.

–Yo prefiero que sea Niall quien cuida de Louis que cualquier otra persona —agrega finalmente.
–Sí, yo también.

En realidad Niall es una maravillosa persona y muy buen enfermero. Louis confía plenamente en él y lo ha ayudado mucho.

–Tenemos que hacer lo que Liam diga, Harry.
–Está bien... ¿En dónde está Louis?
–Arriba.

Se pone de pie y me indica que la siga por las escaleras, a lo que obedezco rápidamente.

Llegamos a la habitación que está cerrada con llave y mi corazón se contrae de tal manera que logro sentir la sofocante presión en mi pecho cuando Jay abre la puerta.

–Suerte... —susurra cuando ya he entrado y sale sin cerrar por completo.

Y ahí está él. Después de año y medio lo tengo frente a mí, en esta vacía habitación; tan vacía como estoy seguro que se ha sentido todo este tiempo. Así como yo.

Está sentado en la cama mirando un punto fijo en la pared. La blanca habitación casi transmite paz; no hay nada aquí además de la cama, y de no ser por la pequeña ventana horizontal en lo alto de la pared en la que tiene la mirada, no entraría la luz del día.

Me quedo de pie frente a él en silencio, esperando a que me dirija por lo menos la mirada, pero no lo hace. Estoy muy nervioso y no sé cómo va a reaccionar apenas le hable, así que él se adelanta a hacerlo.

–Vete —murmura entre dientes sin mirarme—. No te quiero aquí.
–Louis, por favor... Necesito que me escuches —le suplico.

Finalmente posa sus ojos sobre mi y me sonríe de una manera escalofriante. Estar a solas con él jamás me había hecho sentir tan agobiado.

–No te lo estoy diciendo a ti —indica volviendo la mirada a la blanca pared de enfrente—. Se lo digo a él.

Miro a mis espaldas en dirección a donde indican sus ojos y confirmo lo que estaba pensando, no hay nadie.

–Louis... —le hablo con un hilo de voz—. Mírame, soy yo.

Se pone de pie lentamente sin dejar de mirar a la pared detrás de mí. Llega hasta donde estoy y se detiene a una distancia considerable pero suficientemente cerca.

Estoy a punto de hablar cuando abalanza su cuerpo sobre el mío y me envuelve en un cálido abrazo; haciendo que el miedo que tenía se esfume por completo. Un abrazo como el que hacía tiempo necesitaba.

–Eres tú —susurra en mi oído—. No te vayas de nuevo, por favor, no me vuelvas a dejar.

No esperaba esa reacción de su parte, más sin embargo, envuelvo su cuerpo en mis brazos tan fuerte como puedo y me sumerjo en su aroma, ese familiar aroma que me trae a casa.

Disfruto el tacto de sus brazos alrededor de mi espalda mientras acaricio su cabello. No quiero soltarlo jamás.

–No me voy, amor —le aseguro—. Esta vez me quedo para siempre contigo.

Solo espero poder cumplirlo.

Lo separo un poco de mi para mirarlo y puedo apreciar de nuevo sus bonitos ojos; lucen cansados, su sonrisa se ha ido y la barba que le está comenzando a crecer lo hace lucir mayor de lo que en realidad es.

Ya no es aquel dulce chico de 18 años del que me enamoré aquel día; el que estaba lleno de sueños e ilusiones, ese que irradiaba alegría por todas partes y que con solo sonreír te alegraba la existencia.

Ahora tengo frente a mí a un joven de 20 años, cansado de todo, con la mirada triste, sin esa sonrisa que lo caracterizaba y sin su inigualable esplendor; pero también sigo enamorado de él.

–Tengo miedo, Harry —confiesa en un susurro—. Tengo miedo de que no me deje en paz nunca.
–Tranquilo, Lou. Ahora yo estoy aquí para protegerte.

Aprecio su rostro mientras me permito liberar algunas lágrimas. Me duele saber que haga lo que haga, en realidad no puedo protegerlo de él mismo.

Always In My Heart ≈Yours Sincerely, Harry≈ [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora