cinco

225 19 31
                                    

Viernes, 10 de Abril.

"¿Necesitas algo más antes de que me vaya a casa a preparar?"

"No, estoy bien. Gracias." Dijo Louis encogiéndose de hombros. Le sonrío levemente a Liam. "Gracias por recoger mi traje. Fue de mucha ayuda."

"Cuando sea que lo necesites." Dijo Liam mientras se arreglaba la ropa. "¿Te veré luego entonces?"

Louis asintió.

"Me verás luego."

Liam dejó la oficina en un giro. Louis caminó hacia la puerta y descolgó su mochila negra que siempre dejaba colgada en el gancho de detrás.

No era que odiase las compañías ocasionales para galas, se podia decir. Las galas podían ser divertidas, con mucha comida y alcohol y la oportunidad de ver a otros ejecutivos lo suficientemente borrachos como para bailar la Macarena.

Después de tres llamadas de Zayn y Niall acerca de los planes para su boda en menos de cuarenta y ocho horas, además de una sesión de Skype dedicada a preguntarle a Louis sobre su vida amorosa en la cual lastimosamente la conexión se cortaba, lo último que quería hacer era ponerse en un traje y estar parado toda la noche en unos zapatos incómodos. Solo.

Louis no tenía problemas yendo a eventos solo. De hecho lo hacía todo el tiempo. Prefería estar solo antes que llevar a alguien que debería presentar a todo el mundo y ser amable, para luego repetir el proceso en el próximo evento con la próxima persona que llevara.

Por alguna razón, toda la charla sobre dos espíritus uniéndose lo hizo más curioso que lo usual sobre el por qué él nunca parecía encontrar a alguien con quién pudiera mantener su atención por más de una noche. Pasar lo que quedaba del día en su casa, con su perro, con comida suficiente para alimentar a un ejército y algún programa tonto en la televisión, sonaba como el paraíso en ese momento, no una lujosa gala con una cara bonita agarrandole el brazo.

Horas más tarde, Louis caminaba en el salón de baile que las Asociaciones de Covington había rentado por esa tarde. Era tan pintoresco, lujoso y estéril como esperaba que fuera. Su sillón y comida chatarra nunca se habían visto mejor cuando miro el menú de pequeños e impronunciables platos que cenarían esa noche.

"¡Tomlinson! ¡Ven aquí!"

Cada vez que trataba de llegar al bar, era llevado lejos por algún ejecutivo. La noticia sobre su actuación con los Acker-Jones se había esparcido y cada empleado que se cruzaba quería felicitarlo a él y a su éxito.

"¿No tienes una cita esta noche?"

Con cada felicitación también venía la pregunta sobre su estado sentimental. O mas especifico sobre la ausencia de una cita. ¿Cómo podía no querer llevar una cita a un evento lleno de tiburones, lobos y monstruos en trajes y corbatas?"

Incluso Liam no podía rescatarlo de estar sobrio y soltero. La encantadora italiana novia de Liam, Anna, lo había sorprendido el fin de semana y ambos estaban perdidos en su propia burbuja de amor en la pista de baile. Por ser la persona que escucha más música pop que Louis conoce, Liam parecía amar bailar lento.

Finalmente, Louis llegó al bar situado en el lugar más lejano del cuarto. Èl se sentó en una de las butacas y tronó su cuello, observando las cervezas que tenían sobre el mostrador.

"¿Qué puedo ofrecerle, señor?"

Observó a la bartender, quien era una chica de mediana edad. Ella pareciá tener momentáneamente la cara de Liam. Louis pestañeó una vez, ajustando sus ojos.

"Una cerveza pálida, por favor."

Se terminó su primera cerveza casi tan pronto como fue posicionada en la mesa. Ella, sin emitir ningún ruido, empezó a prepararle una bebida fresca, una enpatica mirada visible en sus ojos marrones.

Escapade || L.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora