La lluvia caía de manera silenciosa y el petricor comenzaba a molestarme la nariz. El sol y la alegría de verano se habían ido, así cómo mis ganas de seguir.
Me había aferrado tanto a la vida durante los últimos meses, que había olvidado lo que era solamente existir sin sentir nada.
No extrañaba esto, pero tampoco me incomodaba, de hecho, creo que era mejor. Me encontraba en un estado tan extrañamente familiar, nada me perturbaba incluso el dolor y la pena. Había caído tantas veces en este mismo estado que simplemente lo ignoro.
Era como si mi cuerpo entrara en un estado automático, igual que mi cerebro, no recibía ni transmitía nada, ninguna emoción y sentimiento que se reflejara, como si estuviera...apagada.
Con el tiempo uno se acostumbra y eso fue lo que hice.
Corté mi lazo con las emociones de la misma manera que golpeas un saco de boxeo, con intensidad y enojo. Apagando mi humanidad.
¿Me arrepentiría?
Probablemente, pero volver a sentir era algo que no me podía permitir.
Asique seguí viendo la vida pasar, mi vida pasar y no podía importarme menos el hecho de que me estuviera perdiendo a mi misma.
Volviendo a los lugares oscuros que me prometí no volver.
Después de todo, en la oscuridad nada te hiere.
Y ahí era donde quería estar.
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Soltando mi alma
RomanceEl amor es difícil de explicar, tiene sus ventajas y desventajas. Aquí encontraras diferentes maneras de verlo, sentirlo y creerlo de la manera en la que yo lo ví, lo sentí y lo creí. En mis mejores días y en mis peores días. Míralo como una investi...