LVIII

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Te soltaré.

No porque no te quiera, que de hecho es todo lo contrario.

Pero te soltaré, no quisiera amarrarte en algo que te detenga y no te obligare a hacer cosas que no te nacen.

No lo haré, pero te soltaré.

Tomaré tu mano, la apretare lo más fuerte que pueda, recordaré siempre ese momento donde te vi a los ojos y me permití dejarte ir.

Entiendo que fui pasajera, pero no entiendo el porqué. Por esa misma razón te soltaré.

Para que sigas tu camino cómo si no nos hubiésemos topado, le pediré al cielo que sople tan duro y que te lleve volando para que así alcances lo que estas anhelando.

Así, que el tiempo pase y nos volvamos lejanas con una pequeña historia. Que escuches una canción y te acuerdes de mi. Que lea una frase y piense en ti. Que le cuentes a tus hijos que una vez conociste a una alocada joven inoportuna y que fue bonito pero no lograría ser.

Te soltaré, dejaré intentar adherirte a mi vida con tanta insistencia, a lo mejor ese era nuestro propósito, solo estar... como ves, me gusta creer que hubo un motivo por el cuál fuimos. Porque me rompería en el alma entender que no era lo que el universo nos tenía, y que si no nos hubiésemos topado por accidente nunca te conocería.

Te soltaré, esta vez lo haré.

Ya no jalaré la fina cuerda roja que nos une, atada a nuestras manos. Pero la dejaré amarrada a mi muñeca con la esperanza que en alguna vida te acuerdes de mí y la uses para encontrarme de vuelta. Que un día vaya caminando y de repente sienta como halas el hilo para que nos topemos una vez más, buscandome.

Esta vez, si te soltaré. Pero con la esperanza de verte volver.

Soltando mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora