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El recuerdo del festival de verano, poco a poco estaba desapareciendo y las estaciones continuaban cambiando.

—¡Hermana!

La chillona voz de un niño de 12 años resonó por todo el comedor, la chica que comía su almuerzo no tuvo más remedio que dirigir su atención al dueño del alboroto.

—¿Umh?

—¡Esto es lo que queda del globo de agua que me regalaste hace un momento! — refunfuñó mostrando el hule sin agua que tenía en las manos, era verdaderamente triste verlo.

—Oh, tienes razón— Yeji le dio un bocado a su sándwich sin darle importancia— el festival fue hace un mes ¿cierto? Dije que duraría mucho.

El chico se encrespó, un mes era poco tiempo.

—Tae, ella tiene razón, deja de decir cosas egoístas— los hermanos se giraron a ver a su madre, esta se encontraba en la sala de estar doblando ropa— tu hermana fue y compró eso para ti... los globos de agua no pueden durar toda la vida.

—¡¿Ehhhhhh?!

Tae bajó el rostro desanimado, parecía que verdaderamente quería que ese globo le durara toda la vida.

—¿Ves? Deberías estar agradecido— soltó Yeji mientras se empinaba su vaso de leche, inesperadamente se sintió satisfecha, era una buena hermana mayor.

Tae se disponía a seguir molestándola, pero su mirada se tornó ansiosa cuando vio que su hermana se dirigía a la salida.

—¡Oye! ¡Te estás yendo a algún lugar de nuevo! ¡Al menos cómprame algo cuando estés fuera!— el chico corrió hacia su hermana y la tomó por la cintura, aferrándose fuertemente a ella.

—¡Hey! ¿¡Por qué siempre te cuelgas de mi!? — inquirió Yeji tratando de quietarse al chico de encima.

Su madre suspiró cansada, verlos tan energéticos temprano por la mañana siempre era agotador.

—Tae, tú también deberías alistarte, se te hará tarde para tus clases de música.

—Ughhh — el rostro del chico se llenó de disgusto, pero no pudo hacer nada.

Tae se quedó unos cuantos segundos más pegado a Yeji, luego la soltó y se alejó de ahí.

Yeji lo observó con la ceja levantada, era como si hubiera pedido una apuesta.

—Mamá, voy a salir, nos vemos luego— anunció Yeji mientras se ponía los tenis en la entrada.

—¿Volverás para la cena?

—No lo creo, estaré fuera hasta tarde, pero no te preocupes, llegaré aquí antes de las 9 ¡Me voy!

Yeji salió de casa, dejando a su madre con un sin fin de preguntas en su mente.

...

Ya era septiembre, y los chicos seguían recordando las viejas memorias sobre Lía, mientras caminaban por aquel sendero arboleado.

Parecía ser una caminata tranquila y agradable, pero para Hyunjin eso cambió rápidamente.

—¡Mira! ¡Es una bellota caída!— la chica apuntó al suelo, y entre las hojas caídas se encontraba la pequeña bellota.

—¿Que hay con eso? — preguntó confundido Hyunjin al ver como su novia se agachaba para tomar la bellota.

—¿Huh? ¿No te dan ganas de recogerlas cuando las ves...?

—En absoluto— soltó inmediatamente, la pregunta sería si había más personas aparte de ella que lo harían.

—No tenías que decirlo tan fríamente— murmuró la chica haciendo un puchero.

LA MALDICIÓN DE LÍA [2HWANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora