12. Sirius

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Skyler abrió los ojos, por fin había despertado de su larga siesta

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Skyler abrió los ojos, por fin había despertado de su larga siesta. Se levantó de la cama para estirarse y observó por la ventana que había en la habítación, se pudó percatar de que ya era de noche. Camino hacia el espejo y trató de acomodarse su cabello.

Tenía hambre, así que salió de la habitación y se dirigió a las escaleras para ir al comedor, todos ya estaban ahí.

— Oh, que bueno que ya despertaste linda, ya estoy sirviendo la cena —le dijo amablemente la Señora Weasley, quién le servía su plato a Ron— Toma el asiento vació que esta al lado de Harry.

No puede ser. Se quejo Skyler en su mente.

Skyler caminó hasta llegar al asiento vació, y se sentó. Frente a ella estaban Aisha y Charlie.

— Hola, Skyler —la saludó Potter con alegría.

— Hola —dijo seca.

— Aquí tienes querida —La señora Weasley le sirvió el cena.

— Gracias, Señora Weasley.

—Puedes decirme Molly, querida.

— Lo tendre en cuenta —le dijo Skyler sin mirarla.

Todos comenzaron a cenar, Como era costumbre los Weasley se adentraron en una charla muy alegre junto con el cuarteto de Oro, Skyler simplemente los ignoraba, aunque aveces ellos trataban de integrarla.

— ¿Así que eres de la casa de Slytherin? —le preguntó Bill a Skyler.

— Sí —respondió sin interes de entablar una charla con él.

— Nunca había convivido con alguien perteneciente a esa casa —sonrió Bill— Supongo que siempre hay una primera vez.

— Sí, lamentablemente la hay —Le dió una sonrisa falsa.

Skyler se sentía observada, y no hacía falta voltear a ver para saber quién era.

— Basta de mirarme, Potter —Dijo Skyler— Sé que soy hermosa pero deja de observarme.

Potter se sonrojó y todos los que estaban presentes en la mesa soltaron una pequeña risa, menos el cuarteto de oro y Ginny Weasley.

— Siempre tan encantadora —Se escuchó una voz masculina.

Todos voltearon a ver hacia la puerta de la cocina y vieron a un hombre delgado, con los cabellos oscuros largos y algo rizados.

— ¡Sirius! —Chilló Potter emocionado, rápidamente se levantó del asiento y corrió hacia él a abrazarlo— ¿¡Cómo estás!?

— Estoy muy bien, Harry. Veo que tu también, pareces feliz —le sonrió a su ahijado.

— Lo estoy, te extrañaba mucho.

— Y yo a ti —se separó de él.

Skyler lo observó, se veía algo diferente a cuando estaba en Azkaban, ahora se encontraba limpio y se veía presentable. Además de que ya no tenía ese aspecto de locura.

PROFECIAS ⁵ | Saga Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora