Sin complejos capitulo 6

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Sin complejos.

Capitulo 6.

-Buenas noches.. –dijo en tono irónico mi padre–. ¿Dónde andabas?

-Estaba con Matilda. Y buenas noches –respondí, tan fría como pude–. ¿Que haces aquí, papá?

-Pues vine a visitarte..

-¿Que, ya me extrañabas?

-_____ –dijo llamandome la atención por mi tono arrogante–. Te presento a Rusell. 

-Mucho gusto –dije por encima del hombro, sin mucha atención.

-El gusto es mío –dijo el tal Rusell levantandose a estrecharme la mano–, los ultimos minutos estubimos hablando de tí, ____.

-Que placer el de ustedes –dije riendo–. Estoy cansada, hablaremos mañana. 

-_____, al contrario –dijo mi padre interrumpiendo mi partida–, seré yo quien me iré a dormir, tu por favor atiende a Rusell, es la visita.

-Papá –dije como si quisiera hecharle un cuento largo– me pasé todo el día ayudando a Matilda en unas cosas, estoy cansada.

-Igual que yo, pequeña –acaricio mi cabeza– buenas noches Rusell, espero que te atiendan como se deba. 

Mi papá se fue, de nuevo, dejandome no solo en rídiculo si no a cargo de una situación incomoda. No sabía de donde venía, de donde lo había conocido, nada sobre este tal Rusell, y ahora tenía que atenderlo como si fuese mi visita, sumandole que estoy cansada, y frustrada. Solo atiné a sonreir mientras me sentaba en uno de los puestos que mi papá habia ocupado minutos antes. El me miraba curioso y yo nisiquiera sabía que decirle, mientras ubo minutos de incomodidad me di cuenta de que tenía unos ojos parecidos a los de Ryan, azules, que ahora había descubierto eran mi debilidad.

-¿Que hicistes todo el día, que estás tan cansada? –preguntó Rusell con amabilidad.

-Acompañaba a mi nana a buscar unas cosas..

-¿En dónde?

-El pueblo –respondí sin pensarlo–. ¿Tu de donde eres?

-Igual que tú, de Villa.

-¿Y.. cómo conocistes a mi padre?

-No quieres saberlo –dijo serio.

-Si no quisiera, no te ubiese preguntado.

-Mi padre, es amigo del tuyo, y pues como somos de la misma edad nos han presentado.

-¿En que plan? –pregunté curiosa, conocía a mi padre, pero no sus limites–. ¿Tienen inteciones de..?

-Exacto, de emparejarnos –rio nervioso– pero no veo posibilidades.

-¿Que insinuas? –respondí grosera–. ¿Soy muy poca?

-Al contrario, eres mucho. No creo que te fijes en mí –me sonrojé–, pero quizás podamos llevarnos bien.

-Al menos no eres de esos pretenciosos.

-Ni tu, como yo te creía –sonrió– quizás y si nos llevemos mejor de lo que pensamos..

Terminando la conversación vencida por el cansancio, Rusell se dirigió a su cuarto y yo al mío, no me dio tiempo de pensar en nada, casi nisiquiera de cambiarme, y pocos minutos después estaba rendida sobre mi cama, sin siquiera arroparme con una manta, como una piedra durmiendo. 

Sin complejosWhere stories live. Discover now