Capítulo 34: Las cosas externas no se pueden controlar

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Shuhua se movía de un lado a otro de su habitación. Las palabras de Miyeon, sumadas a las que le había dicho su madre, habían hecho mella en ella. Se había pasado todo el fin de semana y parte de la siguiente, como le había dicho a su amiga, pensando seriamente en lo que quería hacer con respecto a su relación con Soojin. Y había llegado a una conclusión bastante concluyente sobre lo que sentía por la morena y lo que estaba dispuesta a hacer por su relación. Había llegado también a la conclusión de que ya estaba bien el guardarse las cosas para sí misma y que era el momento de decirle a Soojin todo lo que se había guardado. Quería arriesgarse en decir todo aquello porque, si no lo hacía, las cosas con respecto a su relación se iban a complicar demasiado y no podía permitir que aquello pasara sin haberse expresado completamente con Soojin sobre sus sentimientos. Ya estaba bien de escudarse en otras cosas. Era el momento de actuar.

Así que, sin saber realmente qué podía encontrarse, porque no había hablado con su novia en todos aquellos días y no sabía que podía estar haciendo, salió de su habitación aquella tarde de jueves de principios de abril para encaminarse a la residencia de estudiantes de Soojin. Su jefe había cerrado aquellos días la cafetería por tomarse unas vacaciones con su mujer por su aniversario de bodas, por lo que Shuhua tenía unos días libres para aprovechar. Podría haberse ido a casa, pero Soojin era en esos momentos más importantes. Debía dejar claras las cosas antes de que tanta distancia entre ambas fuera insoportable para mantener la relación a flote. 

Durante el camino, fue repasando en su cabeza lo que había pensado que quería decirle a Soojin. Se lo había contado al espejo tantas veces que había perdido la cuenta en algun momento de la semana. Incluso, a través de videollamada, Shuhua le había dicho a Miyeon lo que quería decirle a su novia. A la castaña le pareció bien la primera vez. Pero, después de repetirse unas cuatro veces más, la había cortado para que dejara de darle vueltas y fuera a decírselo directamente a Soojin. 

Después de atravesar los pasillos de la residencia, encontró la habitación que buscaba. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando, antes de poder llamar a la puerta, esta se abrió para que apareciera delante de Shuhua la chica que le llevaba robando el sueño tanto tiempo. Soojin estaba hermosa en aquel momento en el que no tenía ni una gota de maquillaje en el rostro. La morena le había comentado que no le gustara que la vieran de aquella manera, pero Shuhua le había dicho que estaba convencida de que, incluso sin maquillar, estaría hermosa. En aquel momento, sin embargo, terminó de confirmarlo. 

Los ojos de Soojin se abrieron como platos cuando se encontró con su novia frente a ella. Habían pasado tantos días sin estar tan cerca, sin verse a los ojos, que aquello le parecía hasta raro. Había echado de menos a Shuhua cada segundo que pasaba alejada de ella y, en aquel instante, teniéndola allí delante y a poca distancia de su cuerpo, este le pedía que se acercara a ella y la besara para compensar todo lo que no había podido hacer durante aquellos días. Sin embargo, sabía perfectamente que la discusión había hecho mella en ambas y, sin una conversación adecuada, no podía volverá besar a su novia, por muchas ganas que tuviera. Así que, puso la cara más neutra que pudo, y le habló.

- Shuhua, ¿qué haces aquí?

- Venía a verte y a decirte algo que no me puedo callar ahora. Pero, si ibas a alguna parte, puedo esperar. – Soojin sonrió levemente al escuchar la forma dulce y tímida con la que su novia había dicho aquello. Sin embargo, tuvo que volver a contener sus impulsos y guardarse aquella sonrisa para otro momento.

- No te preocupes. Iba a pedirle una cosa a Minnie de los apuntes de la profesora Choi, pero puede esperar. – se hizo a un lado y dejó que la morena entrara.

- Estás hermosa, por cierto. – dijo Shuhua, sin poder contener las ganas que tenía de decir aquello. Soojin se extrañó y miró al espejo que tenía al lado de la puerta. Cuando se dio cuenta de que no llevaba maquillaje, sus mejillas se tiñeron de rosa.

𝙍𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙪𝙣𝙖 𝙣𝙤𝙘𝙝𝙚 𝙙𝙚 𝙫𝙚𝙧𝙖𝙣𝙤 - SOOSHUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora