Capítulo 28: Dejar las cosas claras

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Miyeon estaba más feliz que nunca. Cuando empezó a acostarse con Minnie, no se podía llegar a imaginar que la cosa cambiaría tanto como para que llegara a aquel momento en el que se encontraban. La relación se estaba haciendo más sólida cada vez y no podía sentirse más en casa que cuando se encontraba en los brazos de la pelirroja. Estaba convencida de que lo que sería por ella iba mucho más allá de la simple atracción o cariño que había sentido al principio por Shuhua. Estaba enamorándose de Minnie y quería que esta lo supiera.

Sin embargo, había momentos en que no podía expresárselo de la manera que quería porque su mente no estaba en el sitio que tocaba. Desde que le habían dado aquella noticia, a veces se evadía de la realidad y pasaba a pensar en lo que aquello suponía para su futuro. No había hablado aquello con nadie porque no sabía cómo expresarlo en voz alta. No creía que aquello fuera algo que pudiera tratar de manera tranquila con sus amigas entre cervezas, porque era demasiado serio, pero tampoco sabía como enfrentar aquella realidad que tenía delante. Además, tenía miedo a hablarlo con Minnie, porque no sabía cómo reaccionaría. No es que la pelirroja le hubiera mostrado signos de que se lo tomaría mal. Pero, aun así, había preferido mantenerse callada y tragar.

Y aquella situación le estaba empezando a afectar a Minnie. No quería preguntarle nada a Miyeon porque consideraba que se había mostrado lo suficientemente abierta y comunicativa con ella como para que tuviera la suficiente confianza para decirle lo que quisiera, sin temor a juzgarla. Y estaba realmente preocupada porque había días que Miyeon estaba de lo más feliz, cariñosa o incluso sedienta de algo más, pero en otros momentos la encontraba callada, ida y hasta hacía veces que llegaba a ser distante. Esos cambios de tono y de actitud por parte de la castaña le estaban volviendo completamente loca porque no sabía cuándo aparecían y por qué. Y aquello acabó haciendo que la pelirroja explotara.

- Miyeon, creo que tenemos que hablar. – se encontraban en la habitación de Minnie, desnudas después de haberse acostado. La pelirroja había estado muy feliz durante aquella tarde porque su novia había llegado con ganas de hacerlo y ella, emocionada de ver aquella actitud por parte de la castaña, había accedido. Pero, cuando habían acabado y se encontraban abrazadas en la cama, Miyeon volvió a evadirse. Minnie intentaba sacar algún tema de conversación, pero la castaña la respondía con monosílabos si es que se dignaba a contestar. Ante aquella situación, Minnie dijo aquellas palabras y se levantó de la cama para ponerse algo de ropa, antes de volver a sentarse sobre el colchón.

- ¿De qué estás hablando? – preguntó una confusa Miyeon. Para ella, Minnie estaba de la misma manera que siempre. No pensaba que su novia notaría sus cambios de actitud, por lo que llegó a pensar lo peor. - ¿Vas a romper conmigo? – Minnie abrió los ojos como platos.

- Pero ¿cómo se te ocurre esa tontería? ¿Cómo te iba a dejar yo a ti? Debería ser yo la que tendría que preguntarte si es que quieres romper conmigo. – fue entonces el momento en el que Miyeon abrió ampliamente sus ojos.

- Pero ¿cómo puedes pensar eso de mí? ¿Por qué querría romper yo contigo si eres lo mejor que me ha pasado en mi corta vida? – le contestó Miyeon, acercándose para tomarla de las manos. Sin embargo, Minnie prefería evitar el contacto físico por el momento hasta que se aclararan, por lo que retiro sus manos a los laterales de su cuerpo.

- Entonces, explícame qué te pasa últimamente. Te noto demasiado distante conmigo. Bueno, reformulo, te noto a veces distante conmigo y otras veces como si no pasara nada. Por ejemplo, has llegado con ganas de que nos acostemos, pero, después, estás como en otro mundo. ¿Qué está pasando? Si hay algo que te preocupa, por favor, cuéntamelo. Soy tu novia, voy a estar ahí para lo que sea. – Miyeon la miró, intentando leer en sus ojos.

- ¿Sea lo que sea? – preguntó, tímidamente.

- Por supuesto. Pensaba que lo sabías, pero te lo confirmo si hace falta. ¿Qué pasa? - ahí sí tomó sus manos para transmitirle la seguridad que sabía que Miyeon necesitaba. La castaña suspiró. No podía seguir así. Era hora de contarle la verdad.

𝙍𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙪𝙣𝙖 𝙣𝙤𝙘𝙝𝙚 𝙙𝙚 𝙫𝙚𝙧𝙖𝙣𝙤 - SOOSHUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora