Exotic Love 🏷️. [𝐊𝐨𝐨𝐤𝐓𝐚𝐞]

¡Mi casillero!

TaeHyung era de las personas que creía que la venganza era un plato que se comía frío. Por eso, ahora mismo estaba en el casillero de JungKook, que para su suerte, estaba al lado del suyo.

Metía y acomodaba trampillas que había comprado ese mismo día para no tener problemas por dónde esconderlas, el pelirrojo no se había detenido solamente con lo de su balón, sino que la frecuencia de las bromas había aumentado de manera drástica.

Así que esperó hasta que bajara la guardia para poder saldar cuentas, y claro que sus amigos también estaban ahí, en plena madrugada, ajustando cada una de las trampas.

Una vez completado todo su circuito, decidieron que era hora de dormir, TaeHyung dormiría con MinJae, pues le había dicho a su compañero que harían una pijamada para poder evitar salir y hacer un ruido en la habitación.

En la mañana, como todos los días, el pelirrojo fue inocentemente hacia su casillero, pues había olvidado su cartulina y necesitaba exponer.

Cuando abrió el casillero, muchas trampillas se accionaron, causando que su ropa y rostro se mojaran completamente, además, no sabía quién; pues no podía ver, pero alguien le había lanzado una cubeta con agua.

— ¿Qué pasa, Jeon? — Escuchó una voz familiar, y cuando volteó, efectivamente pudo apreciar el rostro burlón y lleno de orgullo de TaeHyung. Aunque no lo apreció por mucho tiempo, ya que enseguida el rubio le lanzó una bolsa con harina.

— ¿Qué mier- — Después, algo viscoso en su rostro, que supuso era el famoso slime.

Logró quitarse la plasta que tenía en los ojos, y comenzó a correr en dirección del rubio que comenzaba a dar pequeños saltos infantiles alejándose del lugar.

No contaba con que mientras todo eso pasaba, JiMin estaba enserando el piso de tal manera en la que sólo él era afectado. Resbaló, intentó levantarse, pero consiguió el mismo resultado, escuchó las singulares carcajadas de su compañero de cuarto viendo a los tres responsables al final del pasillo.

También notó a los demás estudiantes, algunos asombrados y otros intentando contener sus carcajadas. No todos lo lograron. Les gruñó, eran unos estúpidos metiches.