¿Celos?

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La escenita que montaron los alumnos de la clase especial Jerga Kanon resultó aburrida e insignificante, así que, sin más que hacer en ese lugar, Sasha y yo decidimos regresar. Eleonor, quien nos acompañaría hasta la salida, caminaba detrás nuestro en silencio.

Sasha iba un tanto molesta. En parte por la historia del Rey Demonio que conocen los humanos, también en relación a la actitud de los alumnos de la academia, aunado a ello, se añadió que, en algún punto del camino, Eleonor se detuviera un momento y me pidiera que hablara a solas. Sasha tuvo que alejarse a regañadientes.

Por su parte, Eleonor, pese a pedir hablar conmigo a solas, no dijo una sola palabra. Tan solo miraba reflexiva hacia el piso.

—¿Qué pasa, Eleonor?

Al escuchar mi pregunta, apretó los puños como armándose de valor, levantó la mirada y habló.

—Arnos, yo solo quería darte un consejo o una recomendación.

—¿A qué te refieres?

—Tú pareces interesado en Kanon y lo que pasó con él después de la guerra, ¿no es así? Bueno, primero déjame decirte que Kanon murió... —se detuvo por un instante como buscando las palabras adecuadas— a manos de otro humano.

Al terminar decir esto, el ambiente se tensó, el cielo se oscureció y el viento corrió como si intentara escapar. Eleonor habló con cierto pesar en sus palabras, por eso, aunque me costara un poco creer lo que dijo, tampoco creía que estuviera mintiendo. No me moví ni dije nada, pues parecía querer decir otra cosa.

—Arnos, te recomiendo que no indagues más en el tema... Lo que encuentres... podría sorprenderte de forma negativa.

Si bien no me detendría solo porque ella lo dijera, sí era señal de que algo pasaba, por lo que quizá debería ser más cuidadoso. Ya cuando no parecía querer agregar nada más, me di la vuelta en silencio y reanudé mi camino en dirección a la salida donde se supone estaría Sasha esperando, pero Eleonor ya no me siguió.

Una vez me reuní con mi acompañante, comenzamos nuestro regreso al lugar donde nos hospedamos. No pasó mucho tiempo para que pudiéramos llegar. Ahí se encontraban Misa y Misha juntas. Las saludamos, pero solo Misa devolvió el saludo mientras que Misha desvió la mirada y permaneció en silencio.

Evidentemente no era una actitud normal en Misha.

—¿Qué pasa, Misha? ¿Te sientes mal?

—No es nada...

Después de decir eso, Misha se fue a su habitación, por lo que también me dirigí a la mía. Si bien ya pasaba de medio día, me sorprendió que Ray pretendiera volver a la cocina. Ciertamente parece tener un apetito insaciable. Ahora a solas en la habitación, aproveché a ordenar la información que había conseguido hoy. No tardé mucho en comenzar a darle vueltas a Misha y su misteriosa actitud. Me intriga el por qué aquella persona a la que siempre puedo ver directamente a los ojos me ha evadido al encontrarnos.

Sin tener idea de lo que pudiera causar esa actitud, decidí ir a preguntarle, pero justo cuando me dirigía a la salida, alguien llamó a la puerta.

Al abrir la puerta, vi a Misha de pie junto a su hermana, quien con su usual confianza y un tono animado me invitó a pasear por la ciudad junto a ellas.

Acepté su invitación, salí de la habitación y las seguí en silencio, pues parecían tener una charla amena entre ellas.

El camino fue tranquilo, las calles se veían animadas y, pese a que no era particularmente temprano, se veía a bastantes personas en los diferentes puestos.

Amor Real - Maou GakuinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora