V.

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La mejor noche de mi existencia.

Se durmió prácticamente nada más se metió en la cama, y yo me pasé como media noche viendo cómo dormía. Era preciosa.

Hubo un momento en el que no dejaba de moverse, de dar vueltas. Pero el resto de la noche apenas se movió. Incluso hubo una vez que me buscó y se abrazó a mí.

Si no fuera tan cobarde quizás pudiera pasar mil noches más con ella así.

Pero soy solo su amigo.

Y además tiene novio.

Un capullo.

Pero su novio al fin y al cabo.

Y algo debía tener, ya que había conseguido llevársela.

Debía besarla.

Sí.

Debía hacerlo.

Me había pasado toda la noche mimándola, creo que me merecía un beso.

Ahora estaba abrazada a mí. Y era un verdadero gustazo.

A este paso, iba a morirme y aún no le habría podido decir que estaba enamorado de ella desde la primera vez que la vi.

- Te quiero. -susurré. Ella siguió durmiendo.

¿Por qué tenía que ser todo tan difícil?

- Te quiero muchísimo, llevo enamorado de ti ocho años. ¿Tú crees que tengo posibilidades? -susurré de nuevo. Parecía estúpido. Ella se movió un poco y se abrazó un poco más a mí-. ¿Eso es un sí? ¿Crees que debería declararme?

No, claro que no, para que me rechazase mejor que no dijera nada.

Me separé de ella y me puse a su altura.

- No sabes las ganas que tengo de besarte. -susurré de nuevo.

Se removió y se dio la vuelta, yo me puse mirando al techo.

Me sentía una mierda.

Después de diez minutos mirando al techo, la sentí moverse a mi lado, y cuando la miré, estaba abriendo los ojos con pereza.

- Buenos días. -susurró, yo sonreí.

- Buenos días.

- He soñado contigo.

Sentí que la sangre dejó de correrme por las venas.

- ¿Ah sí?

- Sí, ha sido un poco extraño. -se rio de sí misma y enterró su cara en la almohada.

- ¿Qué pasaba en el sueño?

- Me besabas. -dijo, aún con la cabeza en la almohada.

Tuve que morderme la lengua para no preguntarle si le gustó.

- Ah, sí, pues es un poco extraño.

- Y luego nos fuimos a pescar.

- ¿A pescar?

- ¿Ves por qué te digo que era extraño? Pescaste una trucha enorme, yo me caí de la barca. -se rio de nuevo de sí misma-. Qué sueño más tonto.

Sonreí, me encantaba verla así, de tranquila y feliz. Cuando se reía me temblaba el páncreas, era la mejor sensación del mundo.

Hizo la croqueta desde la otra punta de la cama y se acercó mí. Aproveché el momento para darle un beso en la frente y echarme encima suya con cuidado de no aplastarla, y ella se rio de nuevo.

I wanna be yours. {c.h}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora