0._JARDIN DE FLORES

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Hanahaki, una enfermedad tan romántica como tan ridícula, donde el que sufre un amor no correspondido esta destinado a perecer ahogándose con flores.

¿Y como es esto posible?

Fácil.

En los pulmones nace un brote de alguna flor la cual es desconocida para su anfitrion y está fuertemente asociada con el sentimiento de la persona.

La naturaleza de la flor depende tanto de la persona como de los sentimientos que tenga, pues a su vez está fuertemente relacionada al lenguaje de las flores.

Sí, tal vez sea amor, pero todos tienen una forma muy distinta de amar.

Algunos son tan indiferentes a sus sentimientos que logran cultivar Crisantemos blancos (sinceridad), otros cultivan Jacintos amarillos (celos), otros son tan románticos y apasionados que desarrollan Rosas rojas cuyas espinas perforan los pulmones antes de darse cuenta.

O al menos esto es lo que había leído alguna vez un joven Urata de tan solo 15 años.

En su adolescencia había tenido el hobby de leer novelas para chicas (romances juveniles); y esto definitivamente se quedaría como un oscuro secreto, pues nadie imaginaria que un "amargado" como él, disfrutará de esas tiernas, esponjadas y dulces historias de amor que a pesar de ser siempre un simple cliché; lograban encantarlo y hacerlo fantasear sobre su primer amor.

Cuando encontró esa novela; no pudo evitar leerla, pensando que solamente el nombre se oía muy romántico, nunca creyó que terminaría enredado en un montón de pañuelos desechables usados, ojos rojos e hinchados y una trágica historia de un amor no correspondido donde el protagonista terminaba muriendo a causa de las flores de sus pulmones.

Había pensado que era una hermosa novela, tenía una trama muy bien desarrollada, y el tema era algo novedoso, aunque todo fuese solo ficción. Esa enfermedad era "linda" pero absurda, por lo tanto, NO PODÍA EXISTIR.

Actualmente Urata era un adulto hecho y derecho, a sus 31 años era lo que popularmente se conocía como "utaite", tenía amigos y se divertía con ellos cantando y grabando.

En su vida había tenido un par de amoríos, generalmente terminaba botado, pues su excesivo interés terminaba por alejarlos.

En cada una de sus relaciones, creyó fielmente que sería el amor de su vida, pero sus exparejas nunca querían algo realmente serio con el de ojos de esmeralda. Así que cada vez lo cortaban, terminaba con su ilusión hecha pedazos, luego caía en cuenta que realmente no importaba.

Y entonces...

Su atención fue dedicada por completo a su carrera de cantante y actor de voz.

Fue casual el día que conoció a cierto pelirrojo de nombre Sakata.

Fue normal que se hiciera parte de su grupo de amigos.

Inesperado que se convirtieran en mejores amigos.

Así como fue natural el que le dijera "idiota" al encontrarse ofendido por una simple e inocente broma, cuya finalidad era sacarle una sonrisa al menor en estatura (tema relacionado a la pequeña broma).

Fue sutil ese lindo y pequeño sentimiento de calidez y felicidad que se alojaba en su pecho al momento de convivir con el de ojos de rubí.

Fue completamente comprensible saber que el pelirrojo no se daria cuenta pues siempre estaba distraido.

Así como también fue normal y completamente natural el hecho de que Urata se empecinara en esconder sus sentimientos y enterrarlos en lo más profundo de su corazón.

Lo abrumaba y entristecía pensar que el pelirrojo lo rechazaría y se alejaría cómo todos los demás.

Y con la determinación que siempre lo caracterizaba, se dedicó a ser solamente su "mejor amigo".

Ese "mejor amigo" que lo animaba en las malas, ese que se enojaba con sus "bromitas" las cuales le solia decir.

Aquel mejor amigo con el que jugaba en línea, cantaba en duetos e inclusive lo animaba y alentaba a aceptar salir con alguna de las chicas o chicos de la productora en la que trabajaban y pedían una cita con el pelirrojo.

Ese mejor amigo que podía estar a su lado sin temor a perderlo por ambicionar de más.

Koi No Hana [🍃Urasaka 🍁]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora