Rayos de luz entran por el ventanal, dejando ver toda la ciudad, noto su silueta de costado, su cadera ancha resalta en su cuerpo, me acerco hacia ella, aún estoy un poco mareado, le rodeo con mi brazo su cintura, le doy un beso en el cuello, huelo su cabello, es negro, un negro brillante, le termino de quitar su cabello del rostro, con los ojos entre abiertos, dice.
- Buenos días... Andamos de buen humor.
Se gira hacia mi, acaricio su ombligo.
- Buenos días, buenos días a estos ojos hermosos.
Señaló desde su ombligo subiendo por todo su centro, hasta sus labios, hermosos labios, los miro y doy un cálido beso.
- ¿Sabes que se hace para empezar bien el día?
Me pregunto, la miré un poco extrañado, e inmediatamente replicó.
- Un calorcito como el de anoche, pero más suave, no tan salvaje, y sin droga encima.
¿Era eso? ¿Me drogo? ¿Entonces todo lo que sucedió no es exactamente como lo recuerdo?
- Espera, espera, ¿me drogaste?
- Puede ser, quizás.
- ¿Por que lo hiciste Mónica? ¿Que sucedió anoche?
Comienza a contarme cada detalle, todo va como lo recuerdo, en ciertas partes se ríe, no entiendo el porqué, y antes de que comience el momento donde ella me ató a la cama, del baño sale una chica rubia, con una bata azul, también de seda, solo tiene las bragas, no lleva brasier, unos pechos redondos, no muy pequeños, pero tampoco tan grandes, unos labios delgados, cabello ondulado y corto, ojos grises, poco usuales en el mundo, una cintura mínima, piernas delgadas, me parece familiar, aún no sé de donde, ¿por qué estará aquí?
- ¿Julián? ¿Alguna vez habías pensado en hacer un trío?
Trago un poco de saliva, la pregunta me tensa, si lo había pensado alguna vez, pero nunca me había atrevido, y no creo que me atreva, tampoco me molestaría, ¿podría pasarme? ¿Habrá pasado anoche?
- Espera, espera, anoche, ¿anoche estuvimos nosotros tres?
- Puede ser, quizás.
- Mónica, quiero respuestas...
- Déjame hablarle un momento.
Las primeras palabras que escucho de aquella chica que se acerca del baño a la cama, se sienta y comienza a conversar conmigo muy pacíficamente, mientras yo estoy al borde del colapso. ¿Esto no se supone que solo pasa en las películas?
- Mi nombre es Julieth, y antes de que te agobies, debes saber que anoche te consultamos todo esto, así que comenzaré desde el inicio, y me dirás si vas recordando, ¿Te parece?
- De acuerdo...
Esto está muy extraño, aunque explicaría los momentos que sentí que Mónica estaba en dos partes al mismo tiempo, o bueno ella y Mónica...
- Anoche ustedes dos estaban aquí, pero a Mónica se le olvidó decirme que tú estarías aquí con ella, así que cuando llegue, ustedes estaban bebiendo, estaban juntos, y pensé irme, de hecho estuve a punto, pero justamente tú, y con ayuda de Mónica, me pidieron quedarme, recuerdo que bebiste muchísimo, y nos pusimos a jugar verdad o reto...
Creo que comienzo a recordar, es cierto, recuerdo que ella llegó, supongo venía de trabajar, porque cargaba un maletín, y uniforme.
- Era mi turno y elegí reto, porque había escogido pero verdad, y me dijeron que estaba aburrida.
- Entonces yo te rete a besarte con Mónica...
Se toca con la mano por detrás de la cabeza, un poco avergonzada, y me responde acertando moviendo la cabeza.
- ¿Pero entonces, Mónica, no me diste ninguna droga o algo?
- No, eso sólo lo dije por preocuparte, pero nunca hemos consumido eso.
- Y... quién, es decir...
Trago saliva, me da vergüenza preguntar quién de las dos tuvo sexo conmigo... Hasta que Mónica responde.
- Tu y yo, tuvimos sexo, y Julieth estaba arriba...
Ambas se sonrojan, y me explican que todo surgió en la noche, que Mónica solo pensaba en estar conmigo, y que realmente no hicieron nada que yo no quisiera, me preguntaron varias veces si estaba seguro de que quería estar con ambas... Me siento muy avergonzado.
- Les pido disculpas, a ambas, yo no suelo ser así, nunca había hecho eso, de verdad perdónenme.
- Por mi no te disculpes, quería pasar la noche contigo y así fue, Julieth incluso nos dejó la cama para nosotros.
- Julieth... Te me haces muy familiar.
- No lo sé, siempre me la paso por toda la ciudad. Pero bueno los dejo, y espero no te haya incomodado verme así como estoy, pero anoche hubo exceso de confianza.
Ambas se ríen, y yo sonrío nervioso, aún sigo avergonzado, incluso siento mis mejillas ruborizadas, que chica tan especial es Mónica.