Ya casi es medianoche, perdí la noción del tiempo por completo, ¿Seguirá en el hotel? No creo, pero igual pasaré a ver, espero que aún este... La discusión con mi padre, todavía no puedo sacarla de mi cabeza, ¿Por qué me sigue culpando por la muerte de mi madre?, tenía apenas siete años, ¿que podría saber un niño de siete años sobre...? Además yo jamás sería capaz de hacerle algo así a mi mamá, la amaba muchísimo, yo, sólo recuerdo ver a mi padre llegar a casa con mi hermana, ver a mi madre llena de sangre y mi padre gritándome, llorando, y culpandome, no lo entiendo. Estoy decepcionado, tantos años y mi papá aún me lo recuerda, debo admitir que a pesar de todo, me siento como si realmente hubiera sido mi culpa, aunque yo sé que no fue así... Solo necesito verla, ver a Mónica y estar acostados en la cama, abrazándola y sentir que todo estará bien.
Llego al hotel, subo a toda prisa, toco la puerta de la habitación una vez, dos veces, y unas veces más, me siento en el suelo, quizás este dormida y por eso no me escucha, estoy exhausto, mis párpados comienzan a cerrarse, hoy estoy muy cansado.
Una mano toca mi hombro, sacudiéndome sutilmente, ¿Mónica?
- Lo siento señor, pero no puede estar aquí en el pasillo, debe ir a su habitación.
- Perdón, perdón.
Me dirijo al elevador, que vergüenza,
- ¿Señor, no es esta su habitación?
- No, yo lo siento, no tengo la llave.
- Puede pedir una nueva en recepción, no se preocupe.
Suelto un gesto y una sonrisa nerviosa de agradecimiento. ¿Quizás si pueda pedir una llave en recepción? O al menos saber si ella aún se hospeda.
- Buenas noches, disculpe, ¿me puede dar la llave para la habitación 2409?
- Claro, señor...?
- Soy Julián, pero mi novia es la que está registrada creo, o su hermana.
- Déjeme verificar... La señorita Judith salió esta mañana, ella no tiene hermanas, y esta noche no han reservado en esa habitación ni ella, ni otra persona.
- Pero, ¿esta en otra habitación? ¿o tiene reserva para esta semana, la otra o dentro de un mes, cualquier otra fecha?
- No señor, no hay más reservas de la señorita Julieth, ¿usted va a reservar habitación?
Le estoy comenzando a molestar, y tampoco quiere ser grosero conmigo, será mejor irme a casa, no puedo pagar.
- No se preocupe, muchas gracias por su atención, que pase buenas noches.
- Buenas noches, señor.
Mónica... ¿Cómo haré para verte ahora? No tengo tu número, no sé más nada de ti, y yo que deseo conocerte más, porque sé que detrás de toda esa sensualidad y atrevimiento, hay una chica espléndida, detrás de toda esa silueta gruesa que tanto me fascina, solo quisiera verte de nuevo.
Llego a casa, vacía como siempre, en la cocina limpio un poco, abro la nevera, no he hecho la compra, y mañana ya es lunes, debo trabajar, pensar en los planes de negocio, los inversionistas deben recibir el pago esta semana y los empleados la siguiente, los vendedores y accionistas tienen reunión mañana, y necesito comprar el boleto para ir a Londres, posiblemente le pida a Rebeca o a Silvia que vaya conmigo, son las mejores en relaciones internacionales, y dejaría a cargo esos tres o cuatro días a Luis con el abogado presente, tengo que llamar al abogado, y...
Mientras pensaba todos los asuntos pendientes, me quitaba la ropa, me di una ducha, ni siquiera tenía apetito, me acosté en la cama y caí en un sueño profundo.
- ¿Julián?
Risas escucho, es ella, la encontré.
- ¡Mónica! Por fin, te he estado buscando desde ese día que me fui a toda prisa del hotel.
- Julián que alegría verte, quiero presentarte a alguien, mira, el es mi esposo, Esteban.
- ¿Qué? No puede ser, pero si es mi mejor amigo y yo, y tú, pero, no lo entiendo Mónica...
Ambos se ríen, y se alejan.
- ¡Mónica! ¡No me hagas esto por favor!
Y en medio de desespero, despierto, todo ha sido un sueño, o bueno, mi peor pesadilla, debo encontrarla, volver a verla, antes que sea demasiado tarde...
